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Oaxaca: las mujeres, pieza central en el movimiento popular

Por Redaccion

Aunque las mujeres dentro del conflicto social y político de Oaxaca, iniciado el año pasado y aún sin resolver, han sido «pieza central de la organización», su participación ha enfrentado obstáculos, como el machismo, afirma la maestra Guadalupe Ramírez, quien ha participado activamente en las movilizaciones.

Entrevistada por la revista Trabajadores, de la Universidad Obrera de México, la maestra Ramírez dice que la lucha por la democratización del sindicato (magisterial) también reflejó la desigual relación de las mujeres, lo que se evidenció nuevamente en el movimiento y en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).

Trabajando sobre el movimiento magisterial y la situación de las maestras oaxaqueñas, dice la profesora Ramírez, pude darme cuenta de que, independientemente de que las y los maestros salieran a las calles a luchar por la democracia, en sus casas, en sus comunidades y en la vida cotidiana, eran antidemocráticos.

«Las maestras decían: ?Nosotras, para ir a la marcha y a luchar, primero tenemos que pedir permiso y ver qué podemos hacer con los hijos, porque nuestro esposo simplemente dice bueno, adiós, mujer, yo ya me voy a la marcha o al plantón y a ver qué haces con la familia y demás tareas domésticas?. Cuando les preguntaba por qué no participaban en la dirección del sindicato, siendo el 60 ó 70 por ciento de la afiliación, decían que no era por desinterés, sino que antes tenían que hacerse cargo de la casa, de hijas e hijos y del trabajo de cada día en la escuela».

LA APPO

— ¿Cuál ha sido el papel de las mujeres en los plantones de este año en la dinámica de la APPO?, le preguntó la también profesora María José Rodríguez Rejas, autora de la entrevista.

— Ha sido muy interesante, porque ahora, curiosamente, incluso los hombres también participan en tareas domésticas. El cambio ha sido muy difícil porque hay mucho machismo en el sindicato y en los propios maestros, así como en la sociedad en general.

«Las mujeres han sido una pieza central de la organización. No sólo se han encargado de arreglar las cosas para más o menos vivir en medio de las pésimas condiciones que implica vivir en la calle durante meses. También se dedicaron a tejer, hicieron chambritas, suéteres. Algunas para vender porque, obviamente, lo necesitaban, y otras para la familia. Pero además participaron en las barricadas, en las radios y en las diversas acciones del movimiento».

Durante la entrevista, la maestra Ramírez recuerda que la APPO se constituyó formalmente el 17 de junio de 2006, días después de la represión y desalojo del plantón de maestros el 14 de junio, como una reacción de indignación.

«El primer llamado fue a organizarse no por demandas puntuales del magisterio, sino para protestar contra los abusos del gobierno, el olvido, la explotación, la pobreza y las injusticias. Así es como las diversas organizaciones se juntan: unas que ya existían, otras que estaban en formación y acaban de surgir en esta coyuntura, y otras que son hechizas y es donde seguramente se ubica la gente infiltrada. Fue algo grandioso?

«El peso de las y los maestros en esta primera convocatoria fue muy importante y lo interesante es que lo hacen en una convocatoria conjunta que incluye a diversas corrientes al interior del sindicato. Buena parte de los dirigentes de la APPO son maestros, como Flavio Sosa o Zenón. A ellos se suma el sindicato universitario independiente, las organizaciones campesinas existentes, las organizaciones indígenas, las no gubernamentales (ONG), los sacerdotes más progresistas, las organizaciones más radicales como el Frente Popular Revolucionario (FPR), que además actúa en todo el país, y todas las organizaciones que estaban latentes y que en un momento dado ven la oportunidad para la organización.

«Las primeras reuniones fueron muy difíciles. Hubo que superar muchas desconfianzas para integrar la asamblea que, al inicio, fue expresión de la asamblea magisterial de la que hablamos anteriormente, así como de las formas de la asamblea tradicional de los pueblos. Aparecía esa necesidad de dar estrategias distintas para la organización acorde a campesinos e indígenas que la integran, porque sus realidades ameritan otras formas de organización y otras respuestas hacia el poder».

Guadalupe Ramírez describe también cómo se dio la organización al interior de la APPO, lo que permitió un movimiento de resistencia de muchos meses.

«La cuestión ceremonial y la expresión de la cosmovisión indígena siempre han aparecido. Las asambleas se inician con un ritual en que se pide permiso a todas las fuerza del universo para iniciar el encuentro de ideas, donde se van a discutir alternativas para resolver los problemas. Puesto que consideran que todos son pueblos, que todos son comunidad, todos están incluidos en la discusión. Es decir, la asamblea popular es la expresión de esa participación colectiva. También quiero decir que esto no es generalizable, ya que hay asambleas en los pueblos de las que quedan excluidas las mujeres, no toman parte en las decisiones y tampoco tienen derecho a tener cargo.

«Por otra parte, la figura social de la fiesta de la Guelaguetza y el tequio (trabajo colectivo) han sido muy importantes para crear redes de solidaridad durante estos seis meses. En los foros, en el plantón, en las barricadas y en las largas asambleas, la gente llegaba a aportar lo que pudiera: cajas de plátanos, tortillas, cazuelas de arroz, algún guisado. Esto es lo que explica cómo pudo sostenerse el movimiento durante todo ese tiempo. No hay ningún oscuro financiamiento, ni ningún partido. Es simplemente la gente».

La maestra hace también referencia a la importante labor de las radios libres que apoyaron el movimiento, en cuya toma participaron de forma importante las mujeres. Radio Plantón, Radio Cacerola, Radio APPO, entre otras.

«La radio, dice, permitió el llamado masivo a las marchas y a la resistencia». Fue como la gente comenzó a enterarse.

Sin embargo, dice haciendo una evaluación, «considero que a veces no valoramos suficientemente la importancia de la radio. No siempre fuimos concientes de que el tiempo de transmisión tocaría a su fin y, por tanto, había que aprovecharlo no sólo para las quejas, sino también para darle formación a la gente».

EL FUTURO?

Al final de la entrevista, la profesora Guadalupe Ramírez dice: Si continúa la represión y no sale Ulises Ruiz, ¿con quién vamos a negociar nuestro proyecto, nuestro programa, todo el trabajo que ha salido de las mesas de discusión?

«Es necesario que la propia APPO haga un análisis riguroso y autocrítico que le permita reorganizarse de cara al futuro. Ha sido una experiencia muy costosa en vidas, a nivel personal y social, como para que se pierda. Todo ese aprendizaje y participación generosa no puede morir y acabar en la desesperanza. Tenemos que aprovechar la experiencia para construir espacios de posibilidad que hagan posible nuestro futuro».

07/GG/CV

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