Desde hace 13 años, la ONG Mujeres Latinas sin Fronteras acoge y ofrece formación a mujeres que salen de sus países en busca de trabajo y, en el camino hacia una vida mejor, deben afrontar sus miedos y el duelo por haber emigrado, informa Canal Solidario.
A la zona del Putxet de Barcelona empezaron a llegar, hace ahora 13 años, mujeres de América Latina con la idea de buscar un empleo con el que apoyar a sus familias en sus países de origen. La mayoría encontró trabajo cuidando a personas mayores del barrio y, poco a poco, el espacio informal que se creó entre las chicas, la gente del barrio y los trabajadores sociales dio lugar a la asociación Mujeres Latinas sin Fronteras.
Esta entidad ofrece un espacio de encuentro a mujeres que han emigrado de Latinoamérica y que necesitan formación para acceder a un empleo, pero también construir nuevas redes sociales y superar el duelo que les ha provocado marcharse de su país. En total, cada año pasan por la sede de Mujeres Latinas sin Fronteras unas mil 500 mujeres que buscan asesoramiento, formación laboral o simplemente alguien con quien hablar.
«La mayoría de las chicas a las que apoyamos vienen con una obsesión grande por trabajar. Nada más llegan, muchas se meten en trabajos de siete días a la semana que, entre otras cosas, no les permiten crear una nueva red social, porque la que tenían en su país la pierden al llegar aquí», explica Mamen Martí, una de las promotoras de Mujeres Latinas sin Fronteras.
Las mujeres que acaban de llegar encuentran un apoyo en otras mujeres que emigraron hace más tiempo y que colaboran con la asociación favoreciendo la acogida.
Cada semana, la sede de la asociación recibe a chicas nuevas que acaban de llegar a Barcelona y, a través del boca-oreja, se informan de que Mujeres Latinas sin Fronteras les puede apoyar. A estas chicas la organización les ofrece un curso intensivo de una semana para que después puedan trabajar como limpiadoras del hogar.
En toda esa semana aprenden cuestiones técnicas, como hacer funcionar una lavadora, la plancha, pero también se acercan a las costumbres de la población local e intentan «poner nombre a sus miedos y falsos mitos», señala Mamen Martí, que añade que «en sólo una semana de clase recuperan la autoestima, están más tranquilas y son más capaces de comunicarse».
Las mujeres que acaban de llegar encuentran también un apoyo en otras mujeres que emigraron hace más tiempo y que colaboran con la asociación favoreciendo la acogida. Precisamente a estas chicas que llevan más tiempo van dirigidos otros talleres y cursos de cuidadoras de gente mayor, cocina o sobre cómo hacer un presupuesto familiar.
EL DUELO DE EMIGRAR
La primera acogida y la formación básica para que puedan encontrar un empleo son los pilares del trabajo de Mujeres Latinas sin Fronteras. Pero toda esta labor la acompañan siempre de actividades y talleres que den confianza a las chicas y autoestima para empezar de nuevo lejos de su país.
«Cuando llegan aquí, muchas chicas se encuentran mal físicamente, y es a consecuencia del duelo, explica Mamen Martí, de somatizar el esfuerzo inmenso que hacen para llegar a un sitio que no conocen de nada». Por eso, desde la asociación intentan «tranquilizarlas, darles confianza y que vean que pueden preguntar todas sus dudas».
De esta manera «aparecen falsos mitos; hablan de sus miedos, como por ejemplo que las deporten si salen de casa» y, a través del acompañamiento de la asociación, se intenta desmentir los miedos originados por el «desconocimiento» y afrontar otros que sí que existen, «como enfrentarse a una entrevista de trabajo, conseguir sus objetivos, perder a sus hijos o estar solas».
Todo este proceso permite a las mujeres recién llegadas empezar a integrarse social y laboralmente aunque, como explica Mamen Martí, construir unas nuevas redes sociales es difícil debido muchas veces a las largas jornadas de trabajo.
En el plano laboral, Mujeres Latinas sin Fronteras no busca directamente trabajo para las chicas pero, con sus talleres de formación como punto de arranque, apoyan a las mujeres para que puedan encontrar un empleo o, como en el caso de algunas mujeres, para que puedan acceder a ayudas o microcréditos y poner en marcha sus propios negocios.
07/GG/CV
