El número de adultos mayores con algún tipo de discapacidad pasará de los 2.2 millones que hay en la actualidad, a 7.3 millones en las próximas tres décadas de acuerdo a las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo).
De cada cien personas con discapacidad en el país, 23 por ciento las presentan por el proceso de envejecimiento, la cual puede ser resultado tanto de enfermedades crónico degenerativas, así como por la pérdida de funciones.
El más reciente Censo General de Población y Vivienda realizado en el 2000, establece que 48.6 por ciento de la población discapacitada presenta limitaciones motrices, 28.6 por ciento tiene problemas de visión o es ciega, 16.5 por ciento es sorda o escucha con la ayuda de un aparato, 4.5 por ciento tiene deficiencias relacionadas con el lenguaje y un 0.7 por ciento tiene otro tipo de problemas.
Lo anterior representa un reto para el gobierno y las instituciones de salud y asistenciales, quienes deberán fortalecer sus programas de atención y destinar mayores recursos para asegurar la participación igualitaria, primordialmente de las mujeres discapacitadas, quienes debido a sus deficiencias físicas son doblemente marginadas y tienen menos oportunidades de conseguir empleo.
Por ello, las instituciones altruistas juegan un papel importante en la asistencia a estas personas, en especial a las que carecen de recursos para atender sus necesidades en el ámbito de la salud, en el acondicionamiento de espacios, cuidados y mejores oportunidades de vida.
En México, 68 por ciento de la población con discapacidad recurre a instituciones de salud pública en tanto que sólo 32 por ciento recurre a servicios privados.
Una institución dedicada al apoyo de las personas discapacitadas pobres es la Asociación Mexicana Pro Rehabilitación Integral (Ampri) que nació en 1980 como una institución de asistencia privada con el objetivo de apoyar a las y los adultos mayores, en especial a los que sufren algún tipo de daño físico.
Actualmente Ampri cuenta con dos grupos de adultos mayores, ubicados en las colonias San Pedro de los Pinos –al poniente de la ciudad– y en la céntrica colonia Morelos, donde realizan ejercicios aeróbicos, manualidades y otras actividades por las que se cobra una cuota de recuperación de 40 pesos mensuales.
En entrevista con cimacnoticias, Ana Berta Vieyra Ramírez, directora de Ampri, explicó que entre los servicios que ofrece la institución a su cargo está el otorgamiento de becas a adultos mayores con o sin discapacidad por una cantidad de 200 pesos mensuales.
También ofrecen ayuda económica para comprar sillas de ruedas, aparatos auditivos o andaderas, aunque no siempre se les puede otorgar el cien por ciento del valor del aparato.
Actualmente son 12 las personas que laboran en este lugar, parte de los recursos que se le otorgan al centro son destinados para el mantenimiento de la casa de dos pisos, para el transporte de los terapistas –a quienes no se les paga salario–, y para los honorarios del contador, la directora, y la secretaria.
Este año, continuó Ana Berta Vieyra, tras varios intentos anteriores, se propuso un proyecto al Gobierno del Distrito Federal que se llama «Rehabilitación Integral para adultos en plenitud» para el cual solicitamos 66 mil pesos pero sólo nos dieron 50 mil.
Ampri cuenta con un banco de aparatos ortopédicos que se creó con los donativos que hiciera en 1998 Servicios Caritativos A.C , con el fin de ayudar a las personas de bajos recursos que no pueden comprarlos.
«Tenemos camas de hospital, andaderas y muletas, los podemos prestar o rentar a quien lo necesite por 15 pesos al mes, que se ajustan dependiendo del tiempo que los requiera», manifestó.
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