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Perjudica a mujeres privatización de servicios de salud

Por Román González

El Estado mexicano que sigue con el desmantelamiento sistemático de la protección social, asociada con las tendencias privatizadoras de los servicios públicos y básicos, deja en la indefensión a 4.6 millones de mujeres que son jefas de familia.

Aunado a ello se encuentran las escasas políticas públicas encaminadas a disminuir las desigualdades económicas, sociales, laborales y políticas entre mujeres y hombres, toda vez que éstas no corresponden a la realidad de este sector de la población, único soporte familiar.

En el último cuarto de siglo los hogares encabezados por mujeres se han incrementado, al pasar de uno de cada ocho en 1976, a más de uno de cada cinco, en el 2000. Las unidades domésticas sumaban en ese año 22.6 millones, correspondiendo el 20.5 por ciento a mujeres, según el Consejo Nacional de Población (Conapo).

Asimismo, hay una creciente contribución económica extra doméstica de las mujeres. En 11.6 millones hogares es de una o más de sus integrantes del sexo femenino y en casi la mitad de ellas, representa la contribuyente principal o la única que genera ingresos para el sostén del hogar.

ESTADO PRIVATIZADOR

Junto con los recortes al gasto social, la «novedad» actual es el traslado de la responsabilidad del Estado al sector privado, comentó Arelí Sandoval, coordinadora del Programa Diplomacia Ciudadana de DECA Equipo Pueblo, organización civil para la promoción del desarrollo.

Explicó que en la actualidad los servicios médicos, el aseguramiento por riesgos de trabajo, las guarderías y otras prestaciones son subrogados o bien se contrata servicios con el sector privado, por lo que quedan fuera del alcance de las jefas de hogar.

Esta situación tiene sus antecedentes en la reforma legislativa de 1991, hecha por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari que estableció el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) y convirtió los fondos de pensiones administrados por el Estado en fondos de capitalización individual y de administración privada.

Después el gobierno de Ernesto Zedillo impulsó la nueva Ley de Seguro Social por la que el manejo de las cuentas individualizadas de cada trabajador pasó a las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORE), convirtiendo así los fondos sociales más importantes en fondos financieros.

Desde entonces –advirtió la integrante de Equipo Pueblo–, hay un desmantelamiento permanente de todo el sistema social.

POLÍTICAS

La relación entre empleo y la seguridad social se encuentra establecida en la Ley Federal del Trabajo, (LFT). De acuerdo con este ordenamiento los patrones están obligados a brindar prestaciones como vacaciones, aguinaldo, así como servicio médico, guarderías. Empero, en la realidad, la ley es «letra muerta».

La Encuesta Nacional de Empleo, realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI/ 2003), mostró que sólo el 34.7 por ciento de población ocupada era masculina y, 40.6 por ciento de la femenina contaba con algún tipo de prestación.

Por sexo, la proporción de mujeres con acceso a la seguridad social, según la encuesta, fue ligeramente mayor a la de los varones.

Además resultan insuficientes el número de guarderías y estancias infantiles que brindan atención integral a las hijas e hijos de las trabajadoras –y en casos especiales, a los trabajadores–, por lo que las madres se ven obligadas a recurrir al apoyo familiar y social –padres, abuelos y vecinos- para el cuidado de los menores.

En otras circunstancias solicitan el apoyo de algún familiar o conocido a quien tienen que pagar cierta cantidad por el cuidado de sus hijas e hijos o bien; recurren guarderías privadas o hay quienes incluso se ven en la necesidad de dejar solos a los infantes.

En el 2000, por ejemplo, de acuerdo con información del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores (ISSSTE), las solicitudes de servicio de guardería sin respuesta sumaron más de 47 mil 500.

Para ese mismo año, el IMSS documentó que de las mujeres asalariadas –que suman 4.4 millones–, sólo 2.7 millones cuentan con protección y seguridad social para ellas y sus hijas e hijos, mientras que alrededor de un millón no recibe ninguna prestación social.

Sin embargo, existe desprotección para un 28.5 por ciento de madres trabajadoras, que laboran en el mercado informal.

Por su parte, la diputada federal suplente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Rosario Ortiz, reveló que en el IMSS los horarios de cuidado no satisfacen las necesidades de las madres trabajadoras debido a sus extenuantes jornadas laborales.

HAY QUE APURARSE

«La carga de ser papá o mamá te limita. Si trabajas todo el día ya no tienes tiempo para salir con tus hijas o hijos. Actualmente, como trabajo a destajo, me doy tiempo para poder convivir con mi hijo y hacer que se distraiga», relata Lourdes Galicia de 34 años de edad.

Madre soltera y jefa de familia, desde hace 10 años trabaja en una taller de maquila. Ella, asegura que su jornada laboral acapara todo su día, por lo que de enfermarse su hijo deberá ausentarse del trabajo, situación que agrava su ya de por sí precaria economía. «Tienes que dejar de trabajar, y como en mi caso no gano mucho, es difícil recuperar el sueldo completo».

A pesar de ello se dice orgullosa de contar con un trabajo. «Nada cambiaría, he aprendido a valorar lo que tengo, a tener a mi hijo más que nada y a estar cerca de él».

MUJERES JEFAS

La profesora de la División de Estudios de Posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Teresa Rendón, señaló que la separación o el divorcio en el medio urbano y la emigración en medio rural, está sustituyendo a la viudez como causa principal de que las mujeres asuman la jefatura de hogares.

En las ciudades es cada vez más usual encontrar mujeres solteras con hijas e hijos. «Esto ha implicado un proceso de cambio en la condición de actividad de las jefas de familia, es decir, se ha incrementado el número de mujeres en la actividad económica».

Además, Rendón destacó que los cambios que están ocurriendo en la condición de actividad de las jefas de familia se aprecian claramente al comparar sus tasas de participación en el trabajo extra doméstico con las correspondientes al conjunto de la población femenina en edad laboral.

En ese sentido, dio a conocer que la jornada media laboral de las mujeres que se hacen cargo de la manutención del hogar es de 36 horas semanales, lo cual está muy por encima de la jornada media femenina que es de 28 horas y es inferior en 15 horas a la que realizan en promedio los hombres.

DOBLE TRABAJO

«Tengo dos empleos y con ello puedo atender las cuestiones del gasto, educativas o de esparcimiento de mi hijo», afirma Pilar Berrios, profesora en la UAM.

«El ser jefa de familia no me ha causado hasta ahora ningún problema tanto en mi trabajo como en el entorno donde vivo. Desde hace 16 años que me hice cargo de mi hijo, no he escuchado algún comentario o insinuación que me lastime», dice.

No obstante reconoce el apoyo que recibió y recibe de su familia (papá, mamá, hermanos) a la hora de cuidar de su hijo.

La profesora universitaria asegura que nunca ha tenido prerrogativas en el ámbito laboral. «No hay un trato preferencial, lo cual me hace competitiva y me hace no ser débil. Creo que no hay políticas públicas que ayuden a reducir inequidades».

NO HAY DIFERENCIA

En el seminario La Economía desde una Perspectiva de Género, realizado en la Facultad de Economía, Lucía Pérez Fragoso, de la organización Equidad de Género, resaltó la importancia de diferenciar políticas, programas y recursos para mujeres y hombres.

En tal sentido los presupuestos públicos deberán analizarse con esa perspectiva, porque el impacto de su recaudación y asignación no es igual para todos los grupos de la población, dijo.

En cuanto a los avances logrados en nuestro país en esta materia, recordó que el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2004, destina 20 millones de pesos en apoyo a las mujeres, niñas y niños migrantes en situación de maltrato; 49 millones para fortalecer acciones de apoyo a madres que viven con sus hijos en centros de readaptación social, y 72 millones al esclarecimiento de asesinatos y desaparición de mujeres.

Si bien es cierto que dentro de lo aprobado por los diputados el 31 de diciembre pasado se hace una distinción en ciertas cuestiones dirigidas a este sector, resulta que cuando «aparece el presupuesto ya desagregado hace unas semanas, estas cuestiones no están, no aparecen etiquetados como tales, lo cual dificulta dar seguimiento a los mismos», anotó.

PROGRAMAS

En el ámbito federal existen programas destinados a aliviar la situación de la población femenina, como Mujeres Jefas de Familia y Oportunidades, donde reciben directamente los apoyos para ellas y para sus familias, a cargo de Sedesol, y el de Microcréditos que les brinda opciones de autoempleo y crédito.

Sólo hasta 1999, las madres solteras tuvieron derecho a créditos para vivienda en el Instituto de Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT).

De acuerdo con esa instancia, en el año 2002 se otorgaron 275 mil créditos, que fueron distribuidos de manera equitativa entre trabajadoras y trabajadores.

«El sexo o el estado civil ya no será impedimento para poder acceder a un crédito de vivienda, por lo que las madres solteras pueden hacerlo, en virtud de que en el ámbito nacional, uno de cada cuatro hogares, es jefaturado por una mujer», destaca dicho Instituto.

En el caso del ISSSTE, hoy es posible que las mujeres que trabajan en el sector público tengan el derecho de registrar a los dependientes económicos para hacerlos beneficiarios de las prestaciones y servicios generales.

Se ofrece a las madres trabajadoras un sistema de guarderías que atiende a 36 mil menores de seis años en 135 estancias infantiles.

Por lo que respecta al Fondo para la Vivienda (FOVI), existe un programa extraordinario de 100 mil créditos, de los cuales se destina el diez por ciento exclusivamente a madres solteras.

En el Distrito Federal, existe un programa llamado Apoyo para Madres Solteras. De acuerdo con el padrón del gobierno capitalino, de tres millones y medio de mujeres en la capital, la mitad son madres solteras. Dicho apoyo consiste en otorgar una beca por 688 pesos a sus hijas e hijos que asisten a la escuela.

Con ello las mujeres que son jefas de familia insertadas en el mercado laboral, tanto formal como informal, realizan dobles o triples jornadas de trabajo al carecer de apoyo institucional en cuanto el acceso a guarderías, acceso a créditos, etcétera, ubicándolas en una situación de vulnerabilidad social.

2004/RGL/GV/SM

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