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Perú: Indocumentadas: viven pero no existen

Por Zoraida Portillo

El número exacto no se conoce, sólo se sabe que un gran porcentaje de las mujeres rurales de la sierra y la selva de este vasto país no cuentan con un documento de identidad. Ellas existen, pero no ante el Estado.

Según cifras del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES) de Perú, unas 8 mil mujeres de 603 distritos rurales del país han recibido hasta el momento su Documento Nacional de Identidad (DNI). Una cifra ínfima porque, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática, a fines de 2005 el total de peruanos indocumentados superaba el millón y medio.

No hay datos desagregados por sexo, sólo se sabe que la mayor parte son mujeres. Al número de personas que no cuentan con un DNI, hay que agregar la gran cantidad de niñas y niños que nacen y no son inscritos ante el Registro Civil. Es en este eslabón que se inicia la cadena de indocumentación, pues sin partida de nacimiento no es posible obtener ningún otro documento de identidad más adelante.

Los esfuerzos del Ministerio, por el momento, están circunscritos a dotar de ciudadanía a las mujeres. Nuestro esfuerzo radica en atender a aquellas que viven en zonas de difícil acceso y cultura diferente, donde el DNI, más que una oportunidad para ejercer la ciudadanía, es una amenaza, pues creen que ese documento puede traerles problemas con la ley, afirmó la ministra de la Mujer, Virginia Borra.

Etelvina Quispe, una trabajadora doméstica oriunda de los Andes, es un buen ejemplo de lo anterior. Yo nunca vi la utilidad de tener DNI, en mi familia no se inscribía a los hijos, ¿para qué, si todos en mi pueblo nos conocíamos?, rememora.

Natural de un anexo rural de Lircay, un poblado remoto del departamento de Huancavelica, en el centro del país y uno de los más pobres del Perú, señaló que allí casi nadie tenía documentos para evitar ser identificados.

Etelvina, sin nombrarlo, se refiere a los difíciles años vividos durante la violencia política en la década de los ochenta, cuando muchas poblaciones andinas se encontraban entre el fuego cruzado de los subversivos de Sendero Luminoso y las fuerzas armadas y no figurar en ninguna base de datos era un buen recurso para pasar inadvertido.

Era mejor que no tuvieras nombre, que no existieras, confirma ante nuestra pregunta. Sólo cuando vino a Lima con el resto de su familia cayeron en la cuenta que no existían como ciudadanos.

Acá sí es necesario, no consigues trabajo, no puedes quedarte en ningún lado si no tienes papeles, ni siquiera en el comedor popular te aceptan, señala.

Ellas (las mujeres) tienen que entender que es fundamental que existan para el Estado, en tanto eso les abre un abanico de derechos civiles, políticos y económicos. Es prioridad que comprendan que el DNI les asegura una mejor calidad de vida, ha declarado la ministra, como si hubiera escuchado las reticencias de Etelvina.

Con el fin de afrontar la indocumentación de niñas y niños, su portafolio prepara un proyecto de ley para que todo recién nacido reciba también su DNI apenas llega al mundo.

07/ZP/GG

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