Indígenas mexicanas se pronunciaron hoy por que las autoridades estatales y federales impulsen programas para sensibilizar a los hombres sobre las necesidades de desarrollo de las mujeres, ya que pese al apoyo que ellas han recibido, carecen del permiso de sus esposos para acudir a la escuela, trabajar fuera del hogar o viajar.
Gemima Pacheco Carrillo, representante de mujeres artesanas de Los Reyes Metzompla, Puebla, dijo a cimacnoticias que para poder acudir a concursos, congresos o sólo para ir a la escuela a aprender un oficio, es necesario ser viuda, dejada o divorciada porque los hombres no las dejan desarrollarse.
Entrevistada en el Segundo Encuentro de Mujeres Indígenas en el Arte Popular, que concluye este domingo en la capital poblana, Pacheco Carrillo afirmó que «a nosotras se nos dan muchos cursos de capacitación, talleres, encuentros y a los hombres no, y eso es necesario para empezar a educarlos, así tal vez ellos pudieran tener mas conciencia. Falta apoyo institucional a los hombres».
Sin embargo, hay otra parte que nos toca a nosotras, continuó. «Yo llego de los talleres y le platico a mi esposo de lo que se trata, el siempre me ha dado permiso, yo les digo a mis compañeras que les platiquen a sus esposos a qué venimos, qué hacemos, para que entiendan, tal vez nosotras también tenemos que hacer algo, no solamente las dependencias», dijo.
Pero hay otro problema: cuando la mujer sale y empieza a trabajar los hombres se vuelven desobligados, si ella lleva dinero a la casa la dejan que siga, «eso pasa en mi comunidad; ahí el barro bruñido lo trabajan las mujeres, ellos sacan el material pero nosotras hacemos el trabajo, además lo que ellos ganan se lo gastan en alcohol, no en sus familias, por eso muchas veces nosotras tenemos que salir a trabajar».
Trabajar el barro bruñido es muy cansado. Las mujeres se lesionan la espalda y las manos y aunque se invierte poco dinero, el desgaste es demasiado. A Gemima un médico le prohibió seguir haciéndolo, pero la necesidad es mucha y no ha podido parar.
Sin embargo, asegura que su esposo le ayuda mucho: «él cuida a los niños a veces para que yo pueda salir, ahorita yo los traigo, pero a veces me los cuida», afirmó.
Para Esperanza García, médica tradicional de Papantla, Veracruz, las mujeres (lacuscatin en totonaca), debemos ser fuertes.
«Nunca nos dejemos mujeres, vamos a estar siempre juntas, mujeres fuertes, siempre unidas vamos a permanecer», recitó Esperanza pedacitos de una canción. Ella aprendió a curar por necesidad, porque no había doctores en su comunidad y ahora es invitada a congresos y encuentros.
«Yo tengo mi esposo pero él no me manda porque me conoce, me deja ir a todos lados, no le pido permiso, le aviso a dónde voy. Yo nunca le hablé antes de casarme con él, yo no fui su novia, mis papas me dijeron con quién me iba a casar», relata Esperanza, de 64 años de edad, cuyo cabello negrísimo carece de canas.
Eufemia Luna Segura, indígena nahua que produce y dirige un noticiario en La Voz de la Sierra Norte, asegura también que tiene un esposo comprensivo que cuida a los niños, tres, cuando ella tiene que viajar.
«Nos hemos dado cuenta de que falta algo, y es educación para que los hombres entiendan que las mujeres tenemos que salir a trabajar y que si los hijos son de los dos, la obligación es de los dos», todavía hay mucho machismo entre los varones, afirmó la radiodifusora.
Todo ha estado enfocado hacia las mujeres y eso está bien, pero faltan programas del gobierno para los varones, de lo contrario no avanzaremos, aseguró.
En el mismo sentido opinó María Cira Quechulpa Pérez, productora y locutora de la XEZON, La Voz de la Sierra de Zongolica, Veracruz, que transmite a 17 municipios de esa región veracruzana, parte de Puebla y Oaxaca.
Su esposo, veterinario de profesión, colabora con las labores del hogar y cuida a los menores, tres, cuando ella sale. Pero su familia es una excepción.
La mayoría de las mujeres indígenas deben pedir permiso para todo, y a fuerza de negativas, dejan de hacerlo y siguen aisladas.
El Segundo Encuentro de Mujeres en el Arte Popular reunió más de 70 mujeres de 16 estados y 15 etnias en el San Pedro Museo de Arte de Puebla y fue organizado por el gobierno del estado, la Oficina de la Presidencia para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, el Instituto Nacional Indigenista y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
El evento incluyó una muestra y venta de huipiles, camisas, vestidos, blusas, rebozos, chalecos, todos bordados y teñidos a mano, piezas de barro bruñido sin plomo, figuritas de madera, collares tallados, ollas, jarrones, charolas y adornos de chaquira, entre otros.
También dos exposiciones. Una fotográfica de la oaxaqueña Martha Toledo y otra de bordado textil de Natividad Amador, indígena zapoteca oriunda de Juchitán, Oaxaca.
Además mesas redondas sobre medicina tradicional, trabajo textil, mujeres indígenas en la radiodifusión, fotografía, un recital de poesía y canto, narraciones de la tradición oral y videos.
MEL/RGR
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