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Pobreza infantil

Por Carmen R. Ponce Meléndez*
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El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) han desarrollado una serie de reportes en los que analizan la situación de la pobreza en la población infantil y adolescente en México.
 
El presente documento es el tercero de esta serie. Con él, Unicef y el Coneval buscan brindar a la sociedad mexicana información actualizada sobre la magnitud y características de las situaciones de pobreza y vulnerabilidad que experimentan niñas, niños y adolescentes en México (Coneval/Unicef, 2013 y 2014).
 
Este análisis cobra mayor relevancia en el contexto de la entrada en vigor de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA), y las correspondientes leyes estatales en la materia, que establecen la obligación de los tres órdenes de gobierno para diseñar e implementar programas, tanto uno nacional como en cada una de las entidades federativas, a fin de garantizar de manera integral los derechos de la infancia.
 
Adicionalmente, está el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que reconoce los retos que persisten en el ámbito global para erradicar la pobreza en todas sus formas.
 
México, como país parte y participante activo en las negociaciones para los ODS (SRE, 2016), ha aceptado el compromiso de “reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las de nociones nacionales”.
 
Entre los principales hallazgos del presente estudio se encuentran  los siguientes: En 2014, 53.9 por ciento de la población de 0 a 17 años en México, es decir 21.4 millones de niñas, niños y adolescentes, se encontraba en situación de pobreza.
 
Una de cada dos personas menores de 18 años carecía de las condiciones mínimas de salud, acceso a la seguridad social calidad y espacios de la vivienda.
 
Sin acceso a la alimentación. Además, en sus hogares no se disponía de los recursos indispensables para satisfacer las necesidades básicas.
 
Esta población presentaba, en promedio, 2.2 carencias sociales, lo cual implica que la mayoría de la población infantil y adolescente en pobreza no ejercía al menos dos de sus derechos sociales.
 
El Estado de México es la entidad con mayor número de personas menores de 18 años en situación de pobreza, con 3.1 millones (59 por ciento de su población en este grupo de edad).
 
En 2014, uno de cada dos niños, niñas y adolescentes en México era pobre; uno de cada nueve se encontraba en pobreza extrema.
 
53.9 por ciento de la población de 0 a 17 años en México (21.4 millones) carecía de las condiciones mínimas para garantizar el ejercicio de uno o más de sus derechos sociales (educación, acceso a la salud, acceso a la seguridad social, a una vivienda de calidad y con servicios básicos y a la alimentación). Además, el ingreso de su hogar era insuficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
 
11.5 por ciento de la población infantil y adolescente en el país (4.6 millones) se encontraba en pobreza extrema en 2014, al tener carencias en el ejercicio de tres o más de sus derechos sociales y ser parte de un hogar con un ingreso insuficiente para adquirir los alimentos necesarios o no disponer de los nutrientes esenciales.
 
Tres de cada 10 personas de 0 a 17 años en México eran vulnerables por carencias sociales o por ingreso.
 
20.6 por ciento de las personas de 0 a 17 años (8.2 millones) era vulnerable por carencias sociales en 2014, es decir, tenía un ingreso mayor a la línea de bienestar, pero contaba con una o más carencias sociales; 8.5 por ciento (3.4 millones) era vulnerable por ingresos, pues su ingreso era menor al indispensable para cubrir sus necesidades básicas, pero no presentaba carencias sociales.
 
Una de cada seis niñas, niños y adolescentes en México no era pobre ni vulnerable en 2014.
 
De los aproximadamente 40 millones de personas de 0 a 17 años en el país, sólo 6.8 millones (17 por ciento) no era pobre ni vulnerable en 2014.
 
El derecho social en el que la población infantil y adolescente presentaba mayor porcentaje de carencia era el acceso a la seguridad social, ya que 62.6 por ciento tenía esta carencia en 2014, debido a que sus padres no cuentan con esta prestación.
 
La población infantil y adolescente sufría con más frecuencia las experiencias de pobreza que la de otros grupos de edad.
 
LA NIÑEZ INDIGENA
 
En 2014, 78.6 por ciento de niñas, niños y adolescentes en hogares indígenas, y 90.8 por ciento de quienes hablaban una lengua indígena se encontraba en situación de pobreza.
 
La diferencia respecto de la población infantil y adolescente no indígena (27.9 y 40.1 puntos porcentuales, respectivamente) es un claro indicador de las enormes desventajas que enfrentaba y enfrenta aún la población indígena desde las primeras etapas de la vida.
 
Niñas, niños y adolescentes en municipios de muy alta marginación, así como aquellos que hablan una lengua indígena, son los grupos con los mayores niveles de pobreza, pobreza extrema y con una o más carencias sociales.
 
La población de dos a cinco años de edad es el grupo que presenta mayor incidencia de pobreza y pobreza extrema, en gran medida asociada a las diferencias en la carencia por rezago educativo.
 
Los niveles de pobreza entre la población de 0 a 17 años en el país prácticamente no han cambiado desde la crisis financiera global de 2008.
 
Detrás de la estabilidad de los niveles de la pobreza de la población de 0 a 17 años en México se encuentra la combinación de dos tendencias distintas: un aumento paulatino en el porcentaje de niñas, niños y adolescentes en hogares con ingresos insuficientes, y una reducción sostenida en las carencias sociales que experimenta la población infantil y adolescente.
 
En particular, es importante analizar y atender la pobreza en la infancia y en la adolescencia porque genera daños, a veces irreversibles, en el desarrollo físico y psicoemocional.
 
Si las condiciones psicológicas de una niña, niño o adolescente se ven afectadas por la pobreza, vivirá más tiempo con las secuelas de este padecimiento que si hubiera empezado a ser pobre en la vida adulta.
 
TRABAJO INFANTIL
 
El trabajo infantil constituye una violación de los derechos de las y los niños, ya que impide su sano crecimiento y trunca su desarrollo escolar.
 
De acuerdo con Unicef, “en cualquier país el trabajo infantil es un obstáculo para el desarrollo social y económico, ya que socava las competencias de su futura fuerza laboral y favorece la transmisión intergeneracional de la pobreza, al tiempo que perpetúa las desigualdades existentes”.
 
En México, el Módulo de Trabajo Infantil (MTI) muestra que en 2013 la tasa de ocupación de la población de 5 a 17 años es de 8.6 por ciento, que corresponde a 2.5 millones de niñas, niños y adolescentes que realizan alguna actividad económica; de ellos, 67.4 por ciento son niños y 32.6 por ciento son niñas. Todos y todas con ingresos muy bajos.
 
Twitter: @ramonaponce
 
*Economista especializada en temas de género.
 
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