En muchas comunidades, las creencias sobre lo que significa pertenecer al sexo femenino hacen que sea más difícil lograr una buena salud sexual, dice el libro Donde No Hay Doctor Para Mujeres. Un Manual Para la Salud de la Mujer, escrito por August Burns, Ronnie Lovich, Jane Maxwell y Katharine Shapiro.
Violación, acoso, violencia, salud sexual y reproductiva, así como la problemática que enfrentan las trabajadoras de sexo son los temas que aborda esta publicación, editada por la Fundación Hesperian.
Cada año, medio millón de mujeres mueren a causa de problemas relacionados con el embarazo, el parto y los abortos hechos bajo condiciones peligrosas, puesto que ciertos métodos anticonceptivos les resultan caros o difíciles de conseguir, carecen de servicios especializados en el lugar donde habitan o las creencias de la comunidad desaprueban su uso.
Asimismo, de 15 mil mujeres embarazadas, probablemente 500 morirán a causa de problemas relacionados con el parto y embarazo; mientras que si el mismo número utiliza algún método anticonceptivo, sólo una morirá por la utilización del mismo.
Además, de 100 mil pacientes que se hagan un aborto bajo condiciones seguras sólo una morirá, pero si el mismo número lo realizara en condiciones peligrosas, entre cien y mil fallecerán.
«Puede ser difícil conseguir un aborto seguro, aún en lugares donde sea legal. Quizás sea muy caro o sólo se consiga en lugares alejados, o tal vez sea necesario seguir reglas confusas o llenar papeles difíciles de entender», dice el texto.
«Por estas razones, el obtener un aborto seguro puede ser particularmente difícil para las mujeres que son pobres o que no están acostumbradas al sistema médico».
Dice también que la muerte durante el parto en muchas ocasiones se debe a que cuando se presenta un caso de riesgo y el esposo se encuentra lejos, a la mujer se le impide tomar decisiones y los familiares se mantienen al margen de la situación, con tal de no hacer enojar al padre, quien comúnmente desconoce los riesgos que pueden presentarse durante el alumbramiento y embarazo.
En cuanto al tema del abuso sexual, se señala que las mujeres con mayor riesgo son aquellas que tienen una discapacidad, viven en situación de calle, trabajan como sexoservidoras, han sido detenidas o están en prisión, son víctimas de maltrato o son refugiadas, personas desplazadas o migrantes.
Esta situación a su vez ocasiona que padezcan infecciones sexuales millones de mujeres, a quienes les resulta difícil protegerse porque desde pequeñas se les enseña a tener sexo cuando la pareja se lo exige y bajo las condiciones que imponga.
Enfermedades como el SIDA son diferentes entre las mujeres, pues niñas y jóvenes se encuentran ante la imposibilidad de rehusarse a tener relaciones riesgosas o no deseadas, por lo que se infectan a menor edad. La mala alimentación, además, provoca que no puedan sobrellevar un mal y enfrentan con más frecuencia que los hombres la discriminación y el maltrato.
Otro caso es el de las trabajadoras de sexo, que en su mayoría se dedican a esa actividad tras enfrentar la insuficiencia de recursos para vivir, la muerte o abandono del marido, así como la falta de capacitación para ejercer un oficio.
A través de sus páginas se ofrece una guía para que las mujeres puedan luchar para superar creencias dañinas y para alcanzar una óptima salud sexual. Además incluye consejos para lograr cambios en el área donde viven y romper tabúes, entre ellos, que deben disfrutar menos el sexo que sus compañeros o que es imposible vivir sin un hombre.
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