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Pocas latinoamericanas trabajan en el comercio internacional

Por Guadalupe Cruz Jaimes

El crecimiento del comercio internacional en la región no contribuye a la creación de mejores oportunidades laborales debido a que desaprovecha las condiciones de calificación de la oferta de trabajo femenina. En consecuencia, las trabajadoras de este sector son pocas, perciben bajos salarios y tienen menor instrucción escolar que las de otros ramos.

Así lo refiere Soledad Salvador, integrante de Red Internacional de Género y Comercio (IGTN, por sus siglas en inglés), capítulo Latinoamericano octubre-noviembre 2009, con base en las investigaciones realizadas por dicha red.

Los resultados obtenidos por la IGTN demuestran que son pocas las mujeres latinoamericanas que están siendo empleadas en los sectores del comercio internacional. Se constató también que existe una segregación ocupacional que contribuye a la concentración de mujeres en ramas de actividad desvalorizadas, con bajos niveles de salario y empleos precarios, señaló Salvador.

Y es que aún cuando las políticas comerciales hubieran sido exitosas en la creación de empleo y, en particular, de empleo para las mujeres, si las políticas públicas no atienden la esfera de la ‘economía del cuidado’, ello no es suficiente para lograr un impacto positivo en términos de equidad social y de género, advierte la integrante de IGTN Uruguay.

En relación con el acceso a servicios de cuidados, Salvador refirió un estudio realizado en Uruguay que sostiene la existencia de una «clara» diferenciación entre los servicios que acceden los hogares con niñas y niños de cero a 12 años de edad de distintos estratos socioeconómicos.

En los hogares con menores ingresos, las mujeres son básicamente inactivas o desocupadas y los hombres realizan jornadas laborales extensas. Estos hogares se caracterizan por ser altamente dependientes de los servicios públicos y tienen una alta carga de trabajo no remunerado.

Por el contrario, en los hogares de mayores ingresos se identifica un mayor acceso de las mujeres al mercado laboral, en ciertos casos similar a la inserción de los hombres. En estos hogares se tiene acceso a los servicios del sector privado en salud, educación, emergencia móvil, guarderías, servicio doméstico que permiten resolver las necesidades de cuidado de la familia.

A su vez, en los hogares de ingresos medios, se identifica una alta dedicación de mujeres y hombres al trabajo remunerado así como una mayor carga de trabajo no remunerado por ausencia de servicio doméstico.

Para transformar la distribución inequitativa de las tareas del trabajo no remunerado en los hogares, en todos los estratos socioeconómicos, sobre todo en los hogares con menores ingresos, es necesario impulsar políticas públicas que articulen al sector público, al privado y la transformación de los roles dentro de las familias y los hogares, concluye la especialista.

09/GCJ/PBC/GTR

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