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Polémica por la anticoncepción de emergencia

Por Guadalupe Vallejo Mora

Tuvieron que pasar 45 años desde aquel 18 de agosto de 1960, cuando se inició en Estados Unidos la venta de la píldora anticonceptiva de emergencia (PAE), para que en nuestro país fuera incluida en el Cuadro Básico de Medicamentos; la también llamada píldora del día siguiente se encuentra en el mercado nacional desde el 2001, pero fue hasta el año pasado cuando se reguló su comercialización.

Y mientras continúa la polémica entre quienes la apoyan y la rechazan -la cual alcanzó ya hasta a los tribunales-, el aniversario de la PAE dará todavía mucho de qué hablar, pues su empleo deberá hacerse efectivo en 120 días en las más de 19 mil unidades de atención y hospitales públicos de todos los niveles de gobierno que operan en el ámbito nacional, de acuerdo a lo publicado en el Diario Oficial de la federación (DOF) el pasado 11 de julio.

Lo cierto es que, a más de cuatro décadas de su venta, en nuestro país persiste una demanda insatisfecha del siete por ciento de la población femenina unida en edad fértil que vive en las áreas urbanas, cifra que se triplica en las localidades rurales, con 19 por ciento, y se cuatriplica en la población indígena, con 29 por ciento.

Esta situación de desventaja se acompaña de elevados niveles de mortalidad materna e infantil; una edad temprana al momento tanto de contraer matrimonio como de tener el primer hijo o hija; un escaso espaciamiento entre los nacimientos; una alta fecundidad y la continuación de la maternidad a edades tardías, reconoce el Consejo Nacional de Población (Conapo).

De acuerdo con la última encuesta de salud reproductiva elaborada por la Secretaría de Salud, se estima que 74.5 por ciento de las mujeres unidas en edad de procreación utiliza métodos de regulación de fecundidad, cuando hace cuatro décadas lo hacía sólo el 30 por ciento.

También recurre a los métodos anticonceptivos 62 por ciento de las mujeres que viven en unión libre; 45 por ciento de las divorciadas; 43 por ciento de las separadas y 33.6 por ciento de las viudas. Se estima incluso que el mercado potencial de la PAE es de 25 millones de mujeres entre 14 y 45 años.

En México, la salud sexual y reproductiva de mujeres y hombres, incluida la planificación familiar, «son derechos inalienables en la prestación de los servicios de salud reproductiva, por lo que los prestadores de servicios deben otorgarlos sin ningún tipo coacción», agrega Conapo.

Desde hace más de tres décadas, las políticas de población en México han estado dirigidas casi de manera exclusiva a la población femenina; razón por la cual ha sido posible reducir la fecundidad de una manera drástica: en 1974, el promedio de hijos que tenía una mujer era de siete; actualmente, es de 2.4. En cuanto al número de abortos clandestinos, hay quienes hablan de aproximadamente 100 mil y hasta 500 mil.

VENTA DE LA PAE

El 18 de agosto de 1960 se inició en Estados Unidos la venta de la píldora anticonceptiva, a la cual no se ha eximido de una serie de mitos como la producción de cáncer, el aumento de peso, la alteración de los nervios y hasta la producción de acné o vello, o de oposiciones radicales como las de la jerarquía católica o grupos conservadores, toda vez que puede ser utilizada desde la adolescencia hasta la menopausia.

Sin olvidar antecedentes como los del mundo árabe, donde se sugería limpiar la vagina, luego del coito con miel, alumbre o ácido láctico, fue en 1940 cuando el científico estadounidense Russell E. Marker logró sintetizar la progesterona, obtenida de la raíz de un tubérculo de origen mexicano llamado barbasco, según laboratorios Schering.

Pero no fue sino hasta mayo de 1960 cuando fue aprobado el primer anticonceptivo oral, denominado Enovid, compuesto por 10 mg de noretinodrel y .015 mg de mestranol, y tres meses después se inició su venta.

De acuerdo a la organización Red Democracia y Sexualidad, en el mercado doméstico se comercializan cuatro marcas de la PAE cuyos precios van de 62 a 180 pesos por caja con dos tabletas. Son: Postinor-2, registrada por la Secretaría de Salud en 1999; Vika, registrada en 2001, y Glanique y Posthay, cuyos registros datan del 2002.

Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los hogares del 2004, existen 1.7 millones de hogares en México que gastan en anticonceptivos, medicamentos para control de peso y otras medicinas. En promedio, estas familias gastan 230 pesos mensuales, mientras que el gasto anual total de las familias mexicanas en este grupo de medicamentos es de 4 mil 731 millones de pesos.

*Periodista
05/GV/YT

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