Persiste la discriminación institucional hacia las mujeres indígenas porque las políticas gubernamentales de México y Guatemala dirigidas hacia esa parte de la población se han quedado en discursos.
Al leer el pronunciamiento final del Encuentro de Mujeres Indígenas de Guatemala, Chiapas y Oaxaca, las participantes expresaron su rechazo total a la privatización, despojo de tierras y expropiación de recursos naturales, así como a los tratados comerciales bilaterales y continentales.
En las voces de Cándida Jiménez, Ana Leticia Moscut y Teresa Cruz, también se dejó sentir un rechazo a la explotación y destrucción de la biodiversidad, así como a la economía campesina que ha originado la dependencia alimenticia, migración, aumento de la pobreza y la obligación impuesta a las mujeres a trabajar y responsabilizarse, cada vez más, en la búsqueda de soluciones a la economía familiar.
En conferencia de prensa, las mujeres indígenas demandaron también políticas públicas que respondan a sus necesidades, y rechazaron por insuficientes y privatizados los servicios de salud y de educación, así como el control forzado de la fecundidad «a cambio de limosnas y programas diseñados por el Banco Mundial».
Expusieron que las políticas contrainsurgentes de «baja intensidad» han propiciado violencia, desapariciones, divisionismo entre los pueblos indígenas y muerte, por lo que exigieron a los gobiernos el cese de este tipo de estrategias.
Explicaron que la violencia sexual, la prostitución y las tácticas militares convierten a las mujeres en objeto y objetivos de guerra y terror, además de la represión de los gobiernos y los partidos políticos hacia las resistencias y las luchas por la autodeterminación de los pueblos.
El pronunciamiento final fue signado por más de 60 mujeres zapotecas, mixes, mixtecas, chontales, tzotziles, tzeltales, k´iche´s, kaqchikeles, q´echi´s, poqomanes, tzútujiles, popti´, chorti´s, manes, achi´es y q´anjobales de 28 organizaciones que durante tres días analizaron la situación de las mujeres indígenas en Oaxaca, Chiapas y Guatemala.
Fue, añadieron, una reflexión colectiva sobre nuestras reivindicaciones de igualdad de oportunidades, respeto a la diferencia y equidad, también de nuestras reivindicaciones de transformación del poder político, económico y social que nos ha mantenido subordinadas, excluidas y dominadas como indígenas y como mujeres, al tiempo de profundizar la pobreza.
2004/SJE/BJ/SM