El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informaron que en México cada año unos 350 mil menores de edad, en su mayoría indígenas, abandonan junto a sus familias sus comunidades de origen para trabajar en campos agrícolas del norte de ese país.
Indicaron ambas organizaciones que la pobreza es la principal causa de su inmigración.
Las organizaciones, pertenecientes a las Naciones Unidas, agregaron que los problemas juveniles también tienen que ver con el comportamiento de las y los menores de edad.
En este grupo se registra el más alto grado de rezago educativo del país. La Secretaría de Educación Pública (SEP) estima que menos del 10 por ciento de estas niñas y niños asiste a la escuela. Muchos de ellos suspenden sus estudios debido a complicaciones administrativas al cambiar de lugar de residencia.
El ausentismo escolar está directamente relacionado con el inicio de las actividades laborales de las y los menores de edad. Según datos del Programa de Educación Primaria para Niños y Niñas Migrantes (Pronim) de la SEP, el 50 por ciento de estas niñas y niños se encuentra en el primer o segundo grado.
Además, el 42 por ciento sufre algún grado de desnutrición y son víctimas de discriminación por etnia, género y por hablar alguna lengua indígena.
Muchos trabajan en los campos agrícolas con el consecuente riesgo para su salud y desarrollo, dicen ambas organizaciones.
La pobreza en México obliga a trabajar a un total de 3.3 millones de menores de edad, deentre 6 y 14 años, es decir uno de cada tres niñas y niños de esas edades.
Pero en las comunidades indígenas esta cifra se duplica: 36 por ciento de las y los niños trabajan, dice el comunicado de Unicef.
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