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¿Por qué elegimos creer?

Por Argentina Casanova*
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“Detrás de todo derecho hay un Estado que lo garantiza. Y detrás de todo derecho trunco hay un Estado que no llega a tornarlo efectivo”
 
Este año es electoral, así nada más, electoral. En México la democracia es incipiente, vivimos una constante búsqueda de algunos actores y actoras sociales de la construcción de esa democracia para alcanzar una movilización que garantice la participación democrática por alguna de sus vías, pero esto no es posible por el largo puente que muchos sectores de la sociedad aún tienen que recorrer para acercarse a ejercer la ciudadanía plena, entre ellos por supuesto las mujeres.
 
Quizá ahí está la respuesta a la pregunta con la que titulo este artículo. Quizá es precisamente ese estado de “infancia” o “inmadurez” política que prevalece en el electorado mexicano, pero también en la imposibilidad del ejercicio de la ciudadanía en al menos el 50 por ciento de la población (mujeres), pero también en otros sectores que dadas las condiciones sociales de México, no es posible hablar de democracia de ciudadanía, simplemente no hay un ejercicio de la ciudadanía plena.
 
No solamente hablamos de las mujeres por el largo camino hacia el acceso a la justicia, a la participación política a través del voto y como sujetas elegibles, tenemos que reconocer y mirar hacia los grupos de migrantes, personas con discapacidad, desplazadas, y en general una sociedad integrada por personas, pero que ejercen apenas el 10 o 15 por ciento de sus posibilidades de ciudadanía, porque sus prioridades y capacidades están centradas en la subsistencia.
 
Si a eso le sumamos un gobierno federal ocupado en utilizar y destinar recursos para la distribución de televisores, en vez de implementar estrategias de participación y organización ciudadana que realmente posibiliten la intervención en la creación de una democracia de y desde la ciudadanía, encontramos la respuesta de por qué surten efectos todos los millones de pesos que derrochan los partidos políticos en comerciales con costos estratosféricos, que van a una sola bolsa de las grandes cadenas de televisión comercial.
 
Cuando en su campaña electoral Vicente Fox dijo que resolvería el problema de Chiapas en 15 minutos, la población mexicana eligió creer eso y también que representaba una opción para algunas personas.
 
Así hoy día, a unos meses de que se realicen las elecciones para el relevo de alcaldías, diputaciones locales, juntas municipales, diputaciones federales y algunas gubernaturas, como la del estado de Campeche, la expectativa de algunos sectores poco interesados en generar participación democrática ciudadana es mantener una gran masa alienada.
 
Habrá por supuesto personas que acudan a votar con la consciencia de lo que representa ese ejercicio ciudadano, pero en su mayoría, y precisamente por esa “inmadurez” ciudadana que persiste en México, una gran masa acudirá sugestionada y movida por las millonarias campañas que son prácticamente basura electoral.
 
También hay y desde ahora una intención de voto nulo, voto que indique y hable, ése será sin duda el más consciente, porque ejerce el derecho a votar y lo hace desde la protesta, la inconformidad, la reflexión y la búsqueda.
 
Otra porción elegirá el abstencionismo. Esa también es una forma de decir, pero es la más pasiva y la que ha acompañado las victorias hegemónicas históricas de algunos partidos, algunos personajes de los partidos.
 
Y en medio de todas estas opciones queda la pregunta de ¿por qué elegimos creer? Por qué si los resultados de los personajes en los cargos de elección popular no han logrado transformar, ni modificar, ni muestran interés en escuchar a la ciudadanía, por qué si los diarios están llenos de notas de corrupción, enriquecimiento ilícito, millonarias mansiones, contratos fraudulentos, autos costosísimos, ¿por qué hay población que elige creer?
 
Por qué si la realidad económica, política, social y las desigualdades siguen aumentando, si es el Estado quien ha cometido a través de sus instituciones –Ejército, Policía, Marina, Hospitales– las más graves violaciones a los Derechos Humanos, por qué los mexicanos eligen volver a votar por la misma clase política que no muestra interés en cambiar sus formas, sus prácticas y sus vicios.
 
Entre los temas de interés para los estudios, el del abstencionismo y el voto nulo representan temas fundamentales, pero a mí me parece aún más sorprendente que con el contexto social que tiene México, aún haya personas que elijan creer; eso es lo verdaderamente sorprendente.
 
*Integrante de la Red Nacional de Periodistas y del Observatorio del Feminicidio en Campeche.
 
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