Inicio Porqué debemos impedir que la derecha gane las elecciones

Porqué debemos impedir que la derecha gane las elecciones

Por Sara Lovera

A lo largo de la presente administración, el presidente Fox utilizó un lenguaje específico para visibilizar a las mujeres, con frases como «chiquillos y chiquillas, hombres y mujeres, trabajadores y trabajadoras», pero eso fue una estrategia mercadotécnica de su campaña, que se ha reducido al mínimo con el fin de sexenio.

Cabe recordar que el presidente Vicente Fox declaró que en el 75 por ciento de los hogares mexicanos cuentan con una lavadora, «no de dos patas o de dos piernas, sino metálica».

Con sus «dichos», el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Manuel Espino, muestra su machismo al degradar e insultar uno de los trabajos no remunerados que las mexicanas realizan en el hogar y que, en los casos en los que lo hacen fuera de casa, son mal pagados y sin prestaciones sociales.

La expresión de Espino implica cuando menos la reproducción de tres roles y estereotipos de género de claras connotaciones machistas porque considera a las mujeres comos seres dependientes, responsables de las tareas domésticas y porque devalúa el trabajo de las mujeres en el hogar.

El caso de Carlos Abascal

Políticos y funcionarios de la derecha no desaprovechan oportunidad para asumir posiciones religiosas atentando contra el régimen de libertades de las y los mexicanos, que están protegidos por la existencia del Estado laico, que es el mismo que garantiza la libertad de creencia y de asociación.

No es posible que políticos como quien encabeza la Secretaría de Gobernación, Carlos Abascal, asuman abiertamente posiciones religiosas porque atentan contra éste régimen.

La ciudadanía mexicana no elige a pontífices o pastores eclesiales para ocupar los cargos del Ejecutivo y el Legislativo, en este país, la población vota por representantes populares y funcionarios públicos.

No podemos aceptar que impongan sus particulares visiones religiosas del mundo, ni que pretendan convertirlas en políticas públicas, contrariamente a la voluntad de la mayoría.

Cabe recordar que, de acuerdo con una encuesta realizada por Católicas por el Derecho a Decidir en 2003, el 92 por ciento de la población católica mexicana manifestó que las creencias religiosas de los representantes populares no deben influir en su función de gobierno, y que 80 por ciento expresó que no se debe permitir a la Iglesia católica influir en las políticas públicas.

Libertad y Diversidad sexual

En un programa de televisión, Felipe Calderón, candidato del PAN, arremetió contra la libertad y la diversidad sexuales al manifestar su postura contraria al aborto, la anticoncepción de emergencia, los matrimonios entre homosexuales y la muerte asistida.

Dijo que de ganar las elecciones, prohibiría la interrupción del embarazo, misma que la ley permite bajo ciertas causales en varios estados del país; retiraría la anticoncepción de emergencia (PAE) del cuadro básico de medicamentos «por ser abortiva»; no permitiría la eutanasia y tampoco aprobaría los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Con el argumento del respeto a la vida, Calderón no sólo se muestra contrario a la inclusión de la PAE en el cuadro básico de medicamentos, sino que además da muestras de un desconocimiento de la ley que él mismo dice respetar.

La postura del abanderado del PAN es la del grupo el Yunque, con la que él tiene compromisos muy fuertes. Respecto a sus declaraciones acerca de que prohibirá las uniones entre personas del mismo sexo, Calderón no puede desconocer el derecho de las personas a ser felices.

El matrimonio debe ser una decisión personal, no limitada por prejuicios morales o religiosos. Debemos tener en cuenta que el contrato de matrimonio trae beneficios a los cónyuges tanto en salud como en créditos a vivienda, entre otras cosas.

Los derechos sexuales y reproductivos han sido tema de agenda de la lucha política del movimiento de mujeres, y en particular del feminismo, desde hace varias décadas.

Las distintas posturas ante estos derechos establecen una clara frontera entre los partidos progresistas y los partidos de derecha.

Calderón no es un candidato que beneficie a las mujeres ni a las minorías. Los derechos sexuales y reproductivos incluyen el reconocimiento de la potestad de las mujeres para decidir sobre su vida sexual y su capacidad reproductiva libres de coerción, violencia, y discriminación.

Las declaraciones de Calderón, en contra de la despenalización del aborto y contra la píldora de emergencia, significan un retroceso a los logros que en México se han ganado en favor de los derechos humanos de las mujeres y de los derechos sexuales y reproductivos de las y los jóvenes y ponen en alerta a las organizaciones que trabajan por los derechos humanos y reproductivos.

06/SL/LR

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