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Potosinas, identidad y género en las empacadoras de jitomate

Por Nancy Betán Santana

Las mujeres de la región de Valle de Arista, San Luis Potosí, han encontrado su espacio de identidad en las empacadoras de jitomate bola, donde rezagan (seleccionan) el fruto por su color, tamaño y apariencia, a pesar de que las condiciones laborales son precarias y de que esta forma de ganarse la vida podría extinguirse en poco tiempo, señala la antropóloga María Isabel Mora Ledesma.

Tras una larga investigación, para la cual Mora Ledesma se empleó como rezagadora en la empacadora de Valle de Arista, publicó su libro «Rezagando identidades. El referente laboral femenino en la ruta del tomate». Señala la gran demanda que tiene este trabajo, así como la forma en que las familias se integraron a un proceso de adaptación a las nuevas condiciones económicas.

En su obra, la especialista en temas laborales con perspectiva de género señala que las mujeres potosinas atendieron al llamado de las empresas agroindustriales que solicitaban personal femenino para seleccionar el jitomate (debido a la delicadeza de sus manos, aptas para manejar frutos y flores); una coyuntura que las sacó de sus hogares y las desplazó a otros territorios.

Durante la presentación de su obra en la XXX Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), María Isabel Mora Ledesma expone los prejuicios de las familias que estaban muy preocupadas porque sus mujeres se volvieran unas «descaradas» como, según ellas, lo eran las sinaloenses.

Las sinaloenses llegaron a San Luis Potosí con toda una nueva imagen de lo que era ser mujer, la cual, de entrada impactó a las potosinas y las condujo a emplearse en las empacadoras de Sinaloa.

En dicho estado, la percepción de una mujer era la de un ser preocupado por su arreglo personal, por su vestido, calzado y maquillaje; dispuesto a trasladarse a otro sitio, dejando a sus hijas e hijos a cargo de sus familiares y capaz de relacionarse con los demás sin intermediarios.

Poco tiempo después, la concepción de las familias respecto a las mujeres potosinas que habían decidido emplearse en las empacadoras se modificó radicalmente hasta llegar a ser una manifestación fuerte de orgullo.

Hijas, hermanas y esposas se descubrieron como empleadas exitosas, cambiaron su aspecto personal y adoptaron un carácter con determinación, un rasgo que habían advertido en las mujeres de Sinaloa.

La antropóloga, testigo del cambio, sostiene que además las mujeres sinaloenses se convirtieron en «figuras emblemáticas», las cuales encaminaron la voluntad de las potosinas para exaltar su individualidad y revalorizar su posición de género en la sociedad rural de San Luis Potosi.

Aunado a esto, la agroindustria les permitió acceder a un ambiente masculino predominante en empacadoras locales y foráneas, algo escaso en el municipio de Valle de Arista, por la creciente migración de hombres hacia Estados Unidos.

La investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que las rezagadoras también se volvieron migrantes al perseguir la ruta del cultivo y cosecha del jitomate, solamente presente en determinados meses del año (de junio a octubre).

El empaque se transforma en un campo donde ellas compiten. Como todo un ritual lucen su figura y su ropa; resaltan su juventud, arreglo y entusiasmo, además de sus destrezas y habilidades, por lo que ellas automáticamente se colocan de acuerdo con su percepción (de la más bonita a la menos atractiva, inteligente, hábil, etcétera), en las bandas de selección por las que se deslizan los jitomates, comenta Mora Ledesma.

Así, en un clima distinto a la cotidianeidad del hogar, las jornadas laborales tan largas en las empacadoras, (de hasta 14 horas), pasan a segundo término, ya que las mujeres potosinas buscan, más que dinero, un espacio donde puedan sentirse libres sin ser juzgadas, encontrarse a sí mismas; y a las empresas les facilita la contratación de obra local, flexible, disponible, segura y leal, señala la investigadora de la UNAM.

Mora Ledesma confirma que las rezagadoras no cuentan con alguna organización sindical ni prestación de ningún tipo, pero estas condiciones laborales tampoco son una prioridad para ellas. Aun mujeres con educación secundaria y preparatoria terminadas prefieren emplearse en tareas de rezague por todo lo que esta tarea implica.

Sin embargo, opina la antropóloga, estas labores paulatinamente irán reduciéndose hasta desaparecer, ya que algunas empacadoras en Sinaloa están incorporando sistemas que utilizan el rayo láser para la selección de los jitomates.

09/NBS/LAG/GG

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