Inicio Práctica del “fracking” afecta la salud y seguridad de las mujeres

Práctica del “fracking” afecta la salud y seguridad de las mujeres

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La fractura hidráulica para la extracción de gas y petróleo no convencional en el territorio (también conocida como “fracking”) –permitida y cada vez más usada en México– ocasiona daños directos a la salud reproductiva y la seguridad de las mujeres.
 
Lo anterior según el “Compendio de hallazgos científicos, médicos y de medios de comunicación que demuestran los riesgos y daños del fracking”, presentado hoy en esta ciudad por la Fundación Heinrich Böll-Stiftung y elaborado por el grupo Concerned Health Professionals y Physicians for Social Responsability, de Nueva York, Estados Unidos.
 
Tras las más de 500 publicaciones académicas, artículos de investigación periodística y reportes del gobierno norteamericano, la conclusión general fue que el “fracking” no es una práctica segura y no puede realizarse bajo ningún tipo de regulación legal, dijo en conferencia de prensa Sandra Steingraber, una de las coautoras del compendio.
 
El “fracking” consiste en perforar profundamente un pozo vertical y luego se realizan varias excavaciones horizontales de hasta 1.2 kilómetros. Para permitir el flujo y salida de gas (hidrocarburos) se necesita fracturar o romper la roca mediante la inyección de una mezcla de grandes cantidades de agua, arena y sustancias químicas a elevada presión.
 
El gas liberado sale a la superficie arrastrando parte de los fluidos inyectados, que al ser procesado (recolectado en balsas de evaporación, inyectado en el subsuelo y tratado en plantas de depuración pública) conlleva el riesgo de contaminación atmosférica, de los suelos y las aguas.
 
La también bióloga y fundadora del Concerned Health Professionals señaló que entre los daños que se documentaron están los nacimientos prematuros y daños hormonales, provocados por el consumo de aguas contaminadas que afectan a las mujeres embarazadas que habitan las zonas donde se efectúa el “fracking”.
 
De acuerdo con datos de cuatro entidades en EU, precisó Steingraber, tras la fractura hidráulica se registraron recién nacidos con bajo peso o con menos capacidad de respuesta al nacer.
 
Al respecto, el compendio informa sobre un aumento de 40 por ciento en los nacimientos prematuros de niñas y niños de madres residentes cerca de sitios activos de perforación y “fracking” en Pensilvania.
 
La también activista detalló que existen riesgos sociales, ya que si bien las empresas perforadoras ofrecen fuentes de empleo para las comunidades que serán afectadas, las mujeres son quienes menos se benefician económicamente de ellos, y quienes quedan en riesgo de enfrentar la trata sexual y de quedar en situación de calle.
 
El compendio documenta que con el inicio de operaciones de perforación y “fracking” en las comunidades ha habido un fuerte aumento en las tasas de crímenes, incluyendo la explotación sexual comercial, agresiones sexuales, consumo de drogas y alcohol y violencia, cuyas consecuencias se reflejan “especialmente para las mujeres”.
 
Al respecto, Alejandra Jiménez Rodríguez, integrante de la Alianza Mexicana contra el Fracking y activista en Papantla, Veracruz –donde se encuentran 172 de los 924 pozos de extracción que actualmente hay en México–, expresó que las mujeres son quienes encabezan los movimientos de defensa contra esta práctica en sus comunidades.
 
Sin embargo, en Veracruz quienes se oponen a la fracturación del subsuelo enfrentan riesgos directos a su vida y su libertad, ya que son criminalizados por las autoridades estatales.
 
Como ejemplo, Jiménez Rodríguez recordó el encarcelamiento de la agente municipal (electa por el pueblo) y defensora Salomé Ortega Hernández, quien en octubre pasado fue llevada al penal de máxima seguridad en Tepic, Nayarit, por el delito de “daños ecológicos” tras impedir que personal de Petróleos Mexicanos (Pemex) ingresara a un pozo.
 
A este contexto se agrega que las mujeres son quienes más se ven afectadas con la contaminación del agua, porque utilizan este recurso para todas sus actividades cotidianas.
 
Según el compendio, se documentó que la explotación del gas y el petróleo propicia la proliferación de algunos tipos de cáncer, problemas respiratorios por la exposición a gases tóxicos, anomalías de espermas y padecimientos cardiovasculares, entre otros.
 
Las activistas señalaron que tras la reforma energética, la Secretaría de Energía pretende intensificar la explotación de los hidrocarburos no convencionales por fractura hidráulica.
 
Esto porque el “Plan quincenal de licitaciones para la explotación y extracción de hidrocarburos 2015-2019” contempla la entrega durante los próximos cinco años de áreas a empresas privadas y públicas para este fin en los estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz y Puebla, lo que se suma a los pozos que ya se entregaron a Pemex en estas mismas entidades, “sin ningún proceso previo de información ni consulta con las comunidades afectadas”.    
 
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