El Alto Comisionado Auxiliar de las Naciones Unidas para los Refugiados, Kamel Morjane, presentó hoy en Ginebra, Suiza las directrices del organismo para evitar la violencia sexual contra mujeres y niñas refugiadas, retornadas y desplazadas.
La publicación revisada y ampliada de 158 páginas recomienda, por ejemplo, la participación de las refugiadas o desplazadas en el diseño e implementación de programas para prevenir la violencia de género y ofrece recomendaciones sobre cómo observar y evaluar la efectividad de dichas directrices.
Establece que la violencia sexual, además de la violación, incluye el secuestro, el tráfico, el asesinato por honor o demandas de favores sexuales a cambio de ofrecer servicios o asistencia.
Según cifras de Naciones Unidas incluídas en el libro Mujeres, Guerra, Paz, en el mundo hay alrededor de 40 millones de refugiados y desplazados, de ellos el 80 por ciento son mujeres, niñas y niños.
En un comunicado de prensa, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), informó que las directrices revisadas y ampliadas responden a los informes dados a conocer el año pasado sobre supuestos abusos y explotación sexual de mujeres y niñas refugiadas en Africa Occidental.
El texto titulado Violencia Sexual y con Base en Género Contra Refugiados, Retornados y Personas Desplazadas: Directrices para la Prevención y su Respuesta, fue publicado por primera vez en 1995, no obstante tras el proceso de revisión que inició en el 2001 las directrices fueron ampliadas.
El ACNUR informa que las directrices revisadas han sido probadas en terreno en 32 países con la participación de 60 socios.
De acuerdo al documento, el ACNUR se encuentra en proceso de distribuir nuevas directrices a su personal humanitario en todo el mundo así como a los socios clave, incluyendo gobiernos, organizaciones no gubernamentales y otras agencias del sistema de Naciones Unidas.
El Alto Comisionado Auxiliar del ACNUR invitó a las comunidades humanitarias y de desarrollo del mundo a unir esfuerzos para combatir la violencia sexual y de género contra las refugiadas, retornadas y desplazadas.
A decir de Morjane, el reto de prevenir la violencia sexual contra mujeres y niñas en situación de refugio, sólo puede enfrentarse efectivamente si la comunidad humanitaria asume su responsabilidad colectiva para hacer frente al problema.
Cifras del Banco Mundial señalan que al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a realizar actividades sexuales y otra clase de abusos en su vida.
La Organización Internacional para la Migración (OIM) estima que cerca de dos millones de mujeres son traficadas a través de las fronteras anualmente, mientras que más de 90 millones de mujeres y niñas son víctimas de mutilación genital femenina.
2003/MM/MEL
