Frente al millón y medio de mujeres que se desempeñan como trabajadoras domésticas en condiciones precarias el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) llamó a la pronta aplicación de políticas públicas para valorar esta labor en el Día Internacional de las Empleadas del Hogar.
De acuerdo a encuestas oficiales, en el trabajo doméstico participan un millón 569 mil 905 mujeres y 218 mil 687 hombres.
«Pese al elevado nivel de participación femenina en este ámbito, sus condiciones laborales son, por mucho, las más extremas y menos reguladas y protegidas por la ley,» anunció el Inmujeres en comunicado de prensa.
Al solicitar que se mida y valore el trabajo doméstico, hizo notar que éste tiene dos caras: el remunerado y el que cada persona, principalmente mujeres y niñas, realizan en sus hogares.
«Asimismo, se requiere que las políticas macroeconómicas consideren al trabajo doméstico como una actividad productiva de bienes y servicios necesarios para culminar la transformación de los productos que se consumen en la vida cotidiana.
Jornadas máxima de ocho horas diarias; vigilancia de la integridad física, emocional y sicosexual de la persona que trabaja en el servicio doméstico; proporcionar alimentos similares que los de empleadores, así como tiempo y recursos para continuar estudios son las prestaciones que Inmujeres pide.
Inmujeres indicó que algunos estudios llevados a cabo por universidades, organizaciones de la sociedad civil y colectivos de mujeres, como CIMAC y Atabal, revelan que las empleadas domésticas son el único sostén de sus familias y por carecer de seguridad social «el costo de la atención médica recae sobre ellas mismas y, en caso de accidente, sus empleadores no asumen ningún tipo de responsabilidad.»
Muchas de estas mujeres son indígenas migrantes, por lo que, además de tener limitaciones en el manejo del español, han perdido el apoyo de las redes familiares y comunitarias de sus lugares de origen y enfrentan discriminación racial.
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