Las mujeres y las niñas han sido las más afectadas en las zonas de conflicto en el mundo, pues sus cuerpos son sometidos a la violencia sexual que les deja consecuencias físicas, psicológicas y económicas por el resto de su vida, afirmó Kristin Kalla, directora ejecutiva del Fondo Fiduciario en Beneficio de las Víctimas de la Corte Penal Internacional (CPI).
En el segundo y último día de trabajos del Diálogo internacional sobre Justicia para las Mujeres, con el tema «Mandatos y oportunidades para la justicia y la paz», la especialista dijo que es necesario que los programas de recuperación para mujeres y niñas víctimas de violencia sexual incluyan un resarcimiento integral con una perspectiva de género.
Resaltó que en el caso de las niñas raptadas que sufren violencia sexual, aparte de cargar con las consecuencias físicas, se enfrentan a un ambiente marginación cuando logran regresar a sus comunidades.
Es por ello que en la próxima Conferencia de Revisión, a 10 años del Estatuto de Roma y de la CPI, que se realizará del 31 de mayo al 11 de junio en Kampala, Uganda, las 50 expertas reunidas en esta ciudad, hicieron un balance de la función del Fondo Fiduciario en Beneficio de las Víctimas de la CPI.
Por su parte, Susannah Sirkin, integrante de Médicos por los Derechos Humanos de Estados Unidos de Norteamérica, explica que la prevención es la única forma de evitar que más mujeres y niñas sean afectadas por la violencia sexual en las zonas de conflicto.
Susannah Sirkin, explicó que mientras haya impunidad contra los crímenes de guerra y Lesa humanidad, no se podrá hablar de reparación de daños, pues los procesos de paz se deben construir a la par de la justicia. La reparación debe incluir la compensación, rehabilitación, garantía de no repetición, restitución y satisfacción.
Entonces en un proceso de paz que no incluya a los victimarios de violencia sexual, o que no integre algunos de los cinco aspectos mencionados, no se puede hablar de justicia.
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