A las mujeres les cambió la vida con el sismo del 19 de septiembre de 1985, ya que entraron a un proceso de reconocimiento como ciudadanas con las organizaciones feministas, comentó la maestra Rosa Elena Bernal, coordinadora de enlace y fortalecimiento de la sociedad civil del gobierno del Distrito Federal
Al participar en el programa radiofónico Público y Privado -producción de Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC)- la maestra Bernal expresó: «en ese momento los sismos había destruido las cuatro paredes en las que vivían las mujeres, pero también tiró las barreras que las mantenía oprimidas. Las mujeres empezaron a organizarse y a juntarse». Así, el sismo fue un detonante para la unión de las mujeres.
Las mujeres se dieron cuenta de que compartían la misma problemática de género: la violencia en casa, la falta de oportunidades de trabajo, incluso la falta de un discurso propio, y de ahí aprendieron a hablar con ellas mismas y con las otras mujeres. De esta tragedia rescatan una parte fundamental: el reconocerse como personas.
Para la maestra Bernal, las mujeres estuvieron desde el principio en todos los procesos que implicaba la reconstrucción, el salvar las vidas. Estuvieron inmersas en un proceso de reconstrucción social de tejido social no se trataba sólo del rescate de vidas, ni tampoco de la reconstrucción de una casa que se cayó. «Se trataba sobre todo de reconstruirnos a nosotras y nosotros mismos, y ahí estuvieron, en las familias, en los trabajos, en las escuelas, en las calles, en las organizaciones».
«Lo que yo encontré es que la vida de las organizaciones no se puede explicar sin la participación de las mujeres desde los inicios para reconstruir una ciudad herida, destruida; en todo lo que fue el proceso de reconstrucción social»
El principal referente político social y organizativo donde estuvieron presentes las mujeres, que detonó una participación social como nunca antes en la historia de la ciudad y del país, fue que a sólo dos meses de los sismos se dio una primera marcha de mujeres: la de la Coordinadora Unica de Damnificados (CUD)
«El sismo disparó procesos increíbles de movilización. Se desató de alguna manera lo que estaba oculto en nuestra ciudad, que era la expresión del dolor, pero también la expresión artística. Un ejemplo fue la UVYD -la Unión de Vecinos y Damnificados 19 de septiembre, en la colonia Roma- que tuvo un proyecto cultural», comentó la coordinadora de enlace y fortalecimiento de la sociedad civil
Los hombres fueron líderes y protagonistas, pero mucho del liderazgo feminista nació en ese momento. Las mujeres, como siempre, «estuvieron en la retaguardia y nadamos contra corriente, pero ganamos muchas cosas», afirmó.
No podríamos hablar de este gobierno de alternancia sin algunos liderazgos que nacieron en esa época, como el de Dolores Padierna, o el de Evangelina Corona como dirigente del Sindicato 19 de septiembre, el de las costureras; a partir de ahí se forjó el vínculo de organizaciones sociales nacidas de aquella época con las organizaciones civiles feministas es el nivel social y político.
El sismo logró romper el aislamiento en que vivían las mujeres después del terremoto. Entones comenzaron a hablar más allá del sismo y de la reconstrucción. Comenzaron a replantearse la vida misma.
05/SA/YT