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Proponen en Berlín estrategias contra violencia de género

Por María de la Luz González

La violencia de género es una de las principales amenazas a la seguridad humana: sólo durante el 2002 afectó a 520 mil personas en el mundo, es decir , registró 50 por ciento más víctimas que la violencia colectiva generada por los atentados terroristas, aseguró Una Hombrecher, de la organización Bread for the World.

La activista participó en el panel Superando la violencia doméstica. Estrategias para eliminar una de las principales amenazas para la seguridad humana, en el tercer día de trabajos del foro Femme Globale. Perspectivas de género en el siglo XXI, auspiciado por la Fundación Heinrich Böll y la Universidad Humboldt de Berlín.

En el panel, que abordó el tema de la seguridad desde una perspectiva de género, Hombrecher sostuvo que, desafortunadamente, el concepto de seguridad se identifica generalmente con los temas de guerra o terrorismo, sin considerar casi nunca el ámbito de la seguridad individual en el que la violencia interpersonal es una amenaza real y debería ser considerada como una prioridad política nacional.

«La violencia doméstica está enraizada en todas las esferas de la sociedad y, por tanto, debemos buscar estrategias para prevenirla y combatirla a diferentes niveles», dijo. Su posición fue compartida por sus compañeros de panel: activistas de Zimbabwe, Sudáfrica y Alemania.

«El hogar es el lugar más peligroso para las mujeres», dijo, y reforzó su afirmación con estadísticas oficiales según las cuales 50 por ciento de las mujeres asesinadas mueren a manos de sus compañeros, y entre 25 y 70 por ciento de las mujeres experimenta algún tipo de violencia ejercida por su pareja.

Heike Brabandt, de la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt, presentó un resumen de los instrumentos internacionales que se pueden invocar para exigir el respeto al derecho de las mujeres a una vida sin violencia: la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación en Contra de la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), la Convención contra la Tortura y la Plataforma de Acción de Pekín.

Destacó que la CEDAW que permitió inicialmente entender que el problema de la violencia de género no pertenece al ámbito de la vida privada de las personas y que las distintas formas de discriminación hacia las mujeres no se dan sólo en la vida pública.

Además, la Recomendación General 19 del Comité de la CEDAW estableció que la violencia contra las mujeres constituye una violación al derecho internacional; asimismo, en 1993, durante la Conferencia de Viena, se reconoció que los derechos de las mujeres son derechos humanos y el tema se convirtió en un asunto de preocupación internacional, precisó.

«No pedimos un favor si demandamos que los Estados tomen medidas para proteger a las mujeres de la violencia doméstica. El incumplimiento de estos instrumentos es una violación al derecho internacional, aunque el principal problema está en su falta de implementación», destacó.

Tras su exposición, Regis Mundyaradzi Mtutu, director ejecutivo del Foro de Hombres sobre Género (Padare) de Zimbabwe, y Hope Turyasingura, del Centro para la Prevención de la Violencia Doméstica (Cedovip) de Uganda, expusieron experiencias exitosas de estrategias para combatir y eliminar el fenómeno en el ámbito de una comunidad.

Mtutu describió cómo Padare ha tratado de integrar a los hombres en la lucha contra la violencia doméstica, pues considera que su participación es indispensable para construir una sociedad más equitativa y superar las visiones patriarcales tradicionales en las que se basa la violencia de género.

Reconoció, sin embargo, que la propuesta de Padare enfrenta varios obstáculos; entre ellos el hecho de que la organización tiene, principalmente, una base urbana; la todavía escasa participación de los hombres; la existencia de una larga cultura de violencia en Zimbabwe, así como el escepticismo que todavía genera entre mujeres y hombres de las comunidades donde trabaja.

Turyasingura, por su parte, presentó el proyecto con el que su organización se ha enfocado a combatir la violencia de género, con una visión que considera a la comunidad como un todo e incluye tanto a la víctima como al agresor en la atención y en las acciones para modificar las actitudes.

Cedovip, explicó, comenzó como un proyecto piloto en el año 2000 y eligió un acercamiento al fenómeno de la violencia doméstica basado en la comunidad, pues considera que el problema no afecta exclusivamente a las mujeres, sino a niños, hombres y jóvenes; «por lo tanto, es responsabilidad de la comunidad entera prevenirlo».

El proyecto de Cedovip, como el de Endare, incluye talleres de sensibilización y asesoría y el trabajo de voluntarios, así como capacitación a unidades locales de defensa de los derechos humanos.

05/LG/YT

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