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Proponen pacto nacional a favor de las mujeres

Por Silvia Magally

La ministra Olga Sánchez Cordero propuso hoy un gran pacto nacional que impulse acuerdos y consensos para garantizar un mejor nivel de vida para las mexicanas, durante la celebración del 50 aniversario del voto femenino en México.

En un acto en el Claustro de Sor Juana convocado por el Grupo Plural de mujeres integrado por políticas de varios partidos, empresarias, académicas y activistas, Sánchez Cordero pidió en su discurso, –que por cierto fue el único–, el acceso de las mujeres al poder.

Abogó por mayores espacios en todas las áreas de decisión, equidad de oportunidades, moralizar la política, abatir la pobreza, la desigualdad y la discriminación social.

Demandó poder para las mujeres, pero aclaró «no lo queremos para mandar arbitrariamente, sino para ser, como lo somos en la vida diaria, solidarias, no para imponer, sino para dialogar, para mediar, como tratamos de hacerlo siempre».

No queremos manipular –prosiguió–, sino compartir equilibradamente, pero sobre todo queremos el poder para unirnos en la diversidad, «porque muchos años las mujeres hemos sido excluidas, explotadas, sometidas, manipuladas, esclavizadas, olvidadas».

Ante cerca de 800 mujeres convocadas por el grupo plural para los festejos del 50 aniversario del voto femenino, la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dijo que las mujeres quieren el poder para procurar el desarrollo de una sociedad más armónica, sin exclusiones ni intolerancias, con oportunidades generalizadas.

«Una sociedad en la que el género, la raza, el origen social, no sean pretexto para discriminar y en la que exista un marco de justicia y equidad para que todos y todas, podamos ejercer a plenitud nuestra condición humana», indicó.

La ministra se pronunció por que prevalezca el Estado de Derecho y se profundice la representación democrática, pero insistió en que las mujeres buscan el poder para participar en las grandes decisiones, en todos los ámbitos; en el trabajo para que a trabajo igual reciban salario en igual.

Para que en el hogar las mujeres se liberen de la violencia, los chantajes, las ofensas y vivan con equidad y para que en la vida política se les reconozca por sus habilidades y aptitudes avalado por su experiencia y preparación «de ninguna manera por concesiones graciosas», destacó.

No queremos seguir siendo una minoría que sólo confronta paradigmas, sino que los trastoca y los rompe, porque somos una mayoría que acompaña y construye con una perspectiva de género.

Porque los asuntos de género no son sólo de mujeres, no son un coto exclusivo de lo femenino, sino un asunto que concierne a hombres y mujeres, a todos por igual, aseveró.

Más adelante abogó por las mujeres sin voz, por las trabajadoras, las obreras de las maquiladoras, por muchas para quienes el salario es insuficiente, por las mujeres violadas y asesinadas de Ciudad Juárez y León que dejaron a sus familias en la orfandad económica y emocional.

Por las empleadas domésticas, por las desempleadas que sufren la angustia de la incertidumbre; por las estudiantes, que padecen falta de credibilidad en sus capacidades, por las amas de casa, las madres abandonadas, las mujeres golpeadas, las campesinas, las indígenas, rurales, y urbanas por aquellas que aún teniendo el voto, su voz no es escuchada.

Sánchez Cordero reconoció en las mujeres a aquellas que son factor de cambio a favor de la equidad «porque contrariamente a lo que muchos sostienen, la desigualdad no promueve el desarrollo sino que lo estorba».

Se refirió luego al revuelo que levantó esta celebración y explicó que quizá se debe a la desigualdad crónica y a la resistencia a cualquier manifestación innovadora o simplemente distinta.

Sostuvo que el nivel de civilización de una sociedad se mide por el respeto con que se trata a las mujeres y por el grado de influencia de éstas en la sociedad, por lo que urgió a medir el impacto que tienen las sentencias, leyes y políticas públicas con perspectiva de género para determinar el grado de influencia femenina en nuestra sociedad.

Luego hizo un llamado a quitar de en medio a quienes esparcen el germen del miedo, el rumor, la calumnia y la descalificación para acallar las voces de las mujeres.

Fue más allá al rechazar una cultura que menosprecie, ironice o se burle de la participación de las mujeres; ¡nunca mas varones incapaces de respetar e impulsar el talento femenino o mujeres incapaces de ser solidarias entre sí y nunca mas una democracia incompleta amputada de la participación femenina, son la mitad de la sociedad!

Así terminó el discurso que arrancó el aplauso y puso de pie a todas las mujeres que se reunieron hoy en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

2003/SM/MEL

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