Si bien se han logrado algunos adelantos en la aprobación de leyes, es mucho más lo que queda por hacer para velar que las leyes se apliquen y que se cree conciencia sobre este tema. Todos deberían comprender que la violencia contra la mujer es inaceptable y que ya no será tolerada, reconoce UNFPA.
A través del Fondo de Población, la ONU anunció que seguirá colaborando con los organismos de su sistema y con los gobiernos y las entidades de la sociedad civil, para establecer planes nacionales que prevengan y combatan la violencia contra la mujer.
Y anunciaron, seguiremos promoviendo los derechos humanos, inclusive el derecho a la salud sexual y reproductiva, la ampliación de los medios de acción de la mujer y la igualdad entre hombres y mujeres.
PRÁCTICAS DISCRIMINATORIAS
Desde Ginebra, mediante un boletín de prensa, la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT), coordinadora de la red de organizaciones que luchan contra la tortura y otras violaciones graves de los derechos humanos, informó que luego de una investigación documental ha notado una mejoría en el proceso de erradicación de las violaciones graves de los derechos humanos de las que son objeto las mujeres y las niñas.
El seguimiento lo hizo la OMCT para registrar la ocurrencia y el desarrollo de las medidas tomadas para erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas a nivel local, nacional e internacional, además de otros estudios en los que analizaron las causas y las consecuencias de dicha violencia.
En el boletín destacan que cada vez son más los países que promulgan leyes que abordan de forma específica la violencia basada en el sexo, como sucedió en República Democrática del Congo (julio, 2006) y México (febrero, 2007).
Sin embargo, subrayan, aunque la OMCT acoge dichas medidas con agrado, también desea recordar que mientras los estereotipos acerca de la posición de la mujer en la sociedad no cambien, la impunidad seguirá reinando.
Prácticas discriminatorias –preferencia por los hijos varones, matrimonios forzados de las niñas y la entrega de la dote, mayor valor a mujeres fértiles y casadas, dejando fuera a solteras, divorciadas y viudas- que no hacen más que allanar el camino hacia la vulnerabilidad de las niñas y de las mujeres ante la violencia y la explotación.
Restricciones sociales, como el miedo al repudio o a la violencia por parte de su marido, familia o comunidad, suelen disuadir a las mujeres de denunciar los abusos de los que son objeto, señalan.
En muchas ocasiones, los mismos oficiales encargados de aplicar la ley y de quienes se espera que protejan a la población son quienes violan los derechos de las mujeres, las disuaden de quejarse, las amenazan o incluso las acosan.
OBLIGACIÓN DE LOS ESTADOS
Para la OMCT, nada justifica la ausencia de medidas para combatir la violencia basada en el sexo.
La mejor manera de lograrlo, considera, es recordar a los Estados su deber de protección y promoción de los derechos humanos de las mujeres, tal y como lo establecen el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la decimonovena recomendación del Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer (Cedaw).
Por tanto, es de suma importancia fomentar el desarrollo de mecanismos de evaluación para monitorear la observancia de los Estados a las normas de los derechos humanos, resalta el comunicado.
Para alcanzar este objetivo, la OMCT hace un exhorto al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, recientemente establecido, a dar prioridad al derecho de las mujeres y las niñas tanto a la dignidad como a la integridad física y psicológica, mediante la integración a fondo de dichas obligaciones de los Estados en su programa de trabajo.
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