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Proyecto productivo de viudas por el Tsunami

Por Sara Lovera

Una pequeña muñeca de trapo, diminuta, hilvanada con esperanza, puede cambiar la vida de 5 mil mujeres que quedaron viudas como consecuencia del tsunami del 26 de diciembre de 2004. Sólo hay que saber que existen y comprarlas.

Se trata de un acto de solidaridad global, de tender puentes; de promover una manera de colaboración consciente, sostenible en el tiempo y respetuosa con la cultura de las mujeres, desde la atención a su dignidad y a su necesidad de ser útiles.

Basta comprender que, para ellas, la viudez es un estado de crisis vital, de identidad, en la que se conjugan el agobio económico, el abandono institucional, la vulnerabilidad emocional y una ruptura del equilibrio que pone en jaque toda la vida, como dice Esther Moncarz, psicóloga argentina, especializada en duelo.

Fue esa iniciativa la que le cambió la vida a Evelyn Josafat Molina, una periodista mexicana que vive en el centro del estado de Veracruz, a unos 450 kilómetros al este de la capital.

Esta profesional pertenece a Mucei, una agrupación comunicadora con perspectiva de género que se vinculó al proyecto Tsunamika.

Esta muñeca es un símbolo con vida propia. Como su nombre lo sugiere, es hija del tsunami, ese fenómeno que cambió la vida de millones de personas. Es la memoria del tsunami.

«Es hecha a mano por mujeres que viven junto al mar, cuyas existencias cambiaron para siempre después de ese desastre y están explorando una nueva forma de vida con la que puedan potenciarse a sí mismas y hacer algo nuevo, comenta Evelyn.

LA HISTORIA

Evelyn estuvo en la India en 2003 y conoció a varias mujeres. Cuando ocurrió el tsunami, hizo llegar un pequeño donativo a una familia que vivía en Chenai, un puerto ubicado en el sur de esa nación asiática, justo frente a Sri Lanka.

En respuesta, me enviaron 50 muñequitas diminutas, confeccionadas por las mujeres del pueblo, hechas con pedazos de tela e hilo sobrantes. Luego me mandaron 100, que logré distribuir. Más tarde, me llegaron más. No sé cómo confeccionan tantas. Parece que veo a cientos de mujeres trabajar día y noche. Estoy tratando de que todo el mundo las vea, las obtenga, como un pequeño y simple acto de solidaridad entre mujeres, expresa.

Cerca de Chenai existe una villa llamada Auroville. Ahí vive Uma Prajapati, una joven diseñadora que pensó en ayudar a las viudas.

Cuenta Evelyn que Uma ideó las Tsunamikas, luego reunió a esas mujeres y, con ellas, creó una microempresa, que se sostendrá a partir de la distribución de estas muñequitas.

Como resultado de la tragedia que provocó el tsunami en la India, quedaron al menos cinco mil viudas, provenientes de familias de pescadores. Ahora se les conoce como pescadoras de sobrevivencia, nombre con el cual fue designada la microempresa.

En la India quedarte viuda es la muerte social, así de fácil. La mayoría de estas mujeres son muy pobres, extremadamente pobres, sin educación. Son explotadas, así, sin más, explica Evelyn.

Su estancia en la India le dejó algunas reflexiones: Allí ves la opulencia y la miseria extrema. Es una miseria distinta a la que existe en México. Créeme, es otro mundo.

Ahora las integrantes de Mucei la están ayudando a distribuir las Tsunaminkas, «pues sola no puedo. Hoy estoy luchando por difundir todo esto, es un inicio: Tsunamika está aquí y ha dejado su huella en nuestras vidas, afirma Evelyn.

06/SL/LR/CV

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