La protección especial para que las mujeres hagan uso de su libertad, especialmente de la sexual y la inviolabilidad de sus cuerpos, son aspectos centrales de políticas antidiscriminatorias, sostuvo hoy aquí la representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Guatemala, Gladys Acosta.
Al participar en la mesa Causas y Efectos de la Discriminación, en el Foro Internacional por la No Discriminación que tiene lugar en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la feminista y consultora de diversas agencias de Naciones Unidas, señaló que la violencia es la forma más grave de discriminación contra las mujeres porque limita su libertad.
La protección de la maternidad, precisó Gladys Acosta, es el otro aspecto sustantivo «para transformar desde el Estado la cultura de la prepotencia en una cultura de respeto a las mujeres.»
Proteger la maternidad, indicó la ex directora del Centro de la Mujer Peruana «Flora Tristán», es fundamental para garantizar que las mujeres puedan ejercer su derecho al trabajo, así como para participar en política.
La especialista recomendó se revisen «las leyes mexicanas para derogar los elementos discriminatorios de derecho, lo que en gran medida ya ha sido hecho», y que se generen acciones afirmativas o medidas de emergencia a corto plazo que sin ir a las causas atenúan la discriminación de «facto».
Señaló que no se ha aplicado de manera suficiente la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación (CEDAW), signada hace 22 años por México.
En el foro, que se lleva al cabo este lunes y mañana martes, se refirió a la discriminación explícita, como aquélla que en el influyente Código Napoleónico de 1804 facultó la potestad marital con la que el varón tenía derechos de dar permiso para trabajar o estudiar, así como el derecho de corrección «una licencia para ejercer violencia.»
Actualmente, la población femenina tiene acceso a la educación y a los servicios de salud, pero a condición de no exigir necesariamente un cambio en su papel social de buenas esposas y madres, con dobles y triple jornadas de trabajo.
Hacia el futuro se requiere seguir ampliando el acceso a trabajo, salud y educación pero también, sostuvo, «es ineludible propiciar un rescate de las políticas nacionales inclusivas que puedan hacer un balance entre lo que nos iguala y lo que nos hace distintos.»
MR/MEL
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