Deben renunciar todos los prelados, sacerdotes, obispos y responsables de congregaciones que hayan cometido o encubierto los delitos de abuso sexual contra menores y mujeres, demandó al Papa Juan Pablo II el comité coordinador del movimiento internacional Somos Iglesia.
En una misiva enviada el día de hoy al cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, Elfriede Harth, presidenta de Somos Iglesia, indica que todos los varones que han sido acusados de abuso sexual «han demostrado que no están a la altura de la tarea que les fue encomendada en nombre de Dios».
En su carta Harth afirma que los actos cometidos contra menores, como son los casos de abuso sexual en Estados Unidos o los denunciados en México por el padre Marcial Maciel (dirigente de Los Legionarios de Cristo) «demuestran que los representantes de la iglesia no han sabido discernir la voz del Espíritu o la han desobedecido, pues el Espíritu de Dios clama en defensa de los pequeños y de los vulnerables».
No hay cabida para cobardías ante los ojos de las víctimas, aseguró, al tiempo que sostiene que si la iglesia quiere dar una muestra de dignidad, todos aquellos que han hecho daño a las víctimas que levantan su voz y a las muchas que aún callan deben tener la decencia de reconocer su debilidad y renunciar al cargo que les queda grande.
Líneas adelante la presidenta del movimiento internacional se pregunta, ¿cómo quiere nuestra iglesia luchar contra la corrupción en el mundo de la política y de la economía si encubre crímenes cometidos por sus representantes ante la comunidad?, ¿cómo obedecer a una jerarquía que da muestras de contribuir activamente a la corrupción de la iglesia?
Harth concluye su epístola sosteniendo que esos crímenes no son menores, toda vez que fueron cometidos contra la integridad física y síquica de las personas más vulnerables e indefensas, al tiempo que reitera la necesidad de que renuncien quienes han cometido o solapado los abusos sexuales contra las y los menores.
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