Capacidad de escuchar y mantenernos en equilibrio para desplazarnos por el mundo tienen que ver con nuestros oídos. Uno de los cinco sentidos por los que captamos la realidad. Variedad infinita de vivencias llegan a nuestro «yo soy» en formas distintas a través de ellos, permitiéndonos contactar mediante los sonidos con el medio ambiente.
Para Debbie Shapiro (Cuerpo Mente. La Conexión Curativa, 1991), la función de escuchar puede ser muy selectiva en el ser humano y está directamente relacionada con su manera de estar en el mundo. Cuando nos disgusta lo que oímos, retiramos la energía de esa zona, la desconectamos, nos «hacemos duros/as de oídos», dice. Da un ejemplo.
«Yo tenía una cliente que podía oírme fácilmente desde el otro lado de la sala si le ofrecía un chocolate y, en cambio, tenía que gritar para que me oyera si empezaba a hablarle de su hija, alguien de quien ella no tenía nada positivo por decir».
La causa de esta desconexión de su cliente, explica Shapiro, se debía a «una crítica excesiva de su persona» por parte de la hija «era demasiado amante de criticar a su madre y, como consecuencia, ésta dejó de escucharla». Otro caso es el de las personas de la tercera edad quienes –cuando quieren– pueden escuchar perfectamente o volverse «duros de oído» si algo no les agrada.
Esta autora considera que los oídos son el medio para encontrar no sólo el equilibrio físico, sino también el equilibrio mental y el autocontrol: «Si no reconocemos lo que sucede en nuestra vida, los oídos nos demostrarán que debemos encontrar un nuevo equilibrio y armonía».
Así, cuando perdemos el sentido del equilibrio –que se puede manifestar en mareos, caminar de lado, caer— puede significar que nuestra vida anda desequilibrada o está fuera de control, es decir, que los acontecimientos que vivimos nos han desbordado y estamos fuera de nuestro centro.
El sentido del oído se localiza en la parte interna de la cabeza, en la zona exterior alrededor de ellos están protegidos por las orejas –la bocina exterior del mecanismo del la audición–, relacionadas por la filosofía oriental con los riñones y la fuerza constitucional de los sistemas circulatorio, digestivo y nervioso. Razón por la cual mirar las orejas es de suma importancia en la elaboración del diagnóstico de un médico oriental. Sobre este tema abundaremos en la próxima entrega. [email protected]
*Periodista mexicana
2004/CV/LR