No había armas de destrucción masiva y ellos lo sabían, sin embargo, se reunieron en las islas Azores para acordar cómo dirían lo contrario al mundo y cómo iniciarían una guerra tan injusta para el pueblo irakí, como para quienes asistimos bajo el mutismo al espectáculo de luces y horror.
La guerra fue necesaria claro está, para los nerones que buscaban poder, petróleo y ver arder el mundo en aras de la letanía de la lucha contra el terrorismo, utilizando las mismas armas que los terroristas.
George Bush, Tony Blair y José María Aznar argumentaron el apoyo de la mayoría absoluta de sus parlamentos, por lo tanto, contaban con el apoyo de sus pueblos. En el caso de Europa, es una gran mentira –aunque los pueblos también sostienen a tiranos– porque la calle fue tomada por millones de hombres y mujeres que dijeron ¡no a la guerra!
Una democracia real en toda su esencia no se ampara en la mayoría absoluta, promueve las consultas populares, los plebiscitos, el referéndum y toda expresión posible para incluir a sus ciudadanos en determinaciones de tanta envergadura como invadir a un país soberano. ¿Estaremos perdiendo todo vestigio de ese ente llamado soberanía?
¿Quién va a devolverle la vida a los miles de muertos en la invasión a Irak? La vida no se compra en el mercado. Las viudas y los huérfanos cargarán para el resto de sus días con el dolor de tanta pérdida, pues mientras las fuerzas ocupantes no se marchen, será difícil que hagan el duelo por tanta pérdida, incluida la del suelo que pisan.
¿Quién va a responder por tanta humillación al pueblo irakí? Fue una guerra preventiva, ¿de qué? La Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su momento y el Organismo Internacional de Energía Atómica dijeron en sus informes que no existían las armas ni estaba comprobada una relación con Al Qaeda.
Algunas luces nos dará el libro Desarmando a Irak, de Hans Blix, ex presidente ejecutivo de la Comisión de Vigilancia, Verificación e Inspección de la ONU. Unos datos veraces servirán a la justicia, la paz y la democracia. ¿Qué responsabilidad asumirán los gobernantes que engañaron a sus electores?
En Estados Unidos e Inglaterra inicia una investigación en la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y en los organismos de inteligencia. El congresista republicano y partidario de la guerra, David Kay, debió admitir ante el Congreso norteamericano que después de ocho meses como inspector en Irak no encontró armas químicas, ni biológicas, ni nucleares, entonces ¿de quién es la responsabilidad?, ¿qué hará la justicia internacional?
Los políticos vinculados y promotores de esta guerra, evidencian sus intereses mezquinos y la falta de sensibilidad, cualidad que debe ser inherente a un político que trabaja por nobles intereses públicos. ¿Existen tales políticos?
¿Cómo pueden estos políticos legislar y hablar contra cualquier tipo de violencia si no actúan en consecuencia? Me cuesta, o mejor dicho, me es imposible entender su lógica.
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