Los resultados de las elecciones del domingo pasado indican que son tres estados; Sinaloa, Puebla y Oaxaca, donde ganaron con holgura los candidatos de la alianza integrada por el Partido Acción Nacional (PAN) y varios partidos de izquierda.
Sin embargo, por el origen de los candidatos ganadores, no podemos pensar que necesariamente se van a dar avances en materia democrática y de Estado de Derecho, y que se afectarán las estructuras históricas de control y uso del poder, montadas a lo largo de 80 años de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Así, Mario López Velarde (MALOVA), candidato que ganó en Sinaloa y militante del PRI hasta hace pocas semanas, utilizó a la alianza opositora para enfrentar a Francisco Vizcarra, quien fuera elegido por el gobernador como su sucesor. Es decir, en el fondo realmente se trató de un pleito entre priístas y seguramente su gobierno será más de lo mismo.
En el caso, de Puebla el triunfo de Rafael Moreno Valle, parece atribuirse más a la Profesora Elba Esther Gordillo que con su partido, el PANAL, se montó en la alianza opositora, y que resultará en una ampliación de los espacios de poder y control de la señora. Por ello, son poco alentadoras las esperanzas de avanzar en una reforma de la institucionalidad democrática en Puebla.
Finalmente, el caso de Gabino Cué, también un ex priísta, triunfó en Oaxaca impulsado por el ex gobernador Diódoro Carrasco, ahora panista. Cué transitó al partido Convergencia hace ya algunos años y ha recibido el apoyo de Andrés Manuel López Obrador.
Por los niveles de pobreza prevalecientes en Oaxaca, por su diversidad cultural y étnica, por su histórica lucha para desprenderse de cacicazgos locales y por la injusticia e impunidad que han dominado esta entidad por décadas, Gabino Cué por su historia reciente, tiene una oportunidad histórica para hacer un gobierno diferente.
Me parece que su reto principal es lograr, que la corrupción, el abuso del poder, la violencia institucional y el aliento a las disputas territoriales y locales como método de control, tienen que acabarse, asegurando que no vuelvan a instaurarse en Oaxaca, una vez que termine su mandato.
Gabino Cué tiene la oportunidad en el Estado de Oaxaca de hacer los cambios institucionales que Vicente Fox no hizo en el gobierno federal y que nos están llevando a la posibilidad de que en el 2012, volvamos a tener un gobierno del PRI más autoritario y corrupto.
Si Gabino Cué tiene un compromiso real con los oaxaqueños para cambiar el estado de cosas, tendría que empezar por promover y apoyar la depuración y modernización del aparato de justicia y garantizar su independencia.
El acceso a la justicia es uno de los pendientes históricos en Oaxaca. La arbitrariedad, la discrecionalidad, la falta de investigación, de reparación del daño y sobre todo de castigo a los responsables son situaciones constantes en ese Estado. Sólo basta ver la situación que se mantiene en San Andrés Copala.
Otro tema refiere a los niveles de pobreza y de desigualdad que sufre la población oaxaqueña. La oportunidad para el candidato triunfante es llevar a cabo una reforma social basada en el reconocimiento de derechos y que garantice un piso básico al menos, en materia de salud, educación y acceso al agua potable.
Posteriormente, podría avanzarse en la garantía de otros derechos como viviendas dignas y servicios sanitarios adecuados. En Oaxaca existen experiencias innovadoras con tecnologías apropiadas que permitirían lograr esos propósitos a muy bajos costos.
Finalmente, un tercer aspecto apuntaría a la necesidad de consolidar las instituciones de la democracia como sería asegurar la autonomía efectiva del instituto electoral estatal, de la comisión local de derechos humanos, del instituto de acceso a la información, además de promover una separación real entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, de modo que existan contrapesos frente a los riesgos de poderes únicos y autoritarios.
Sería maravilloso que un estado tan relegado, como lo ha sido Oaxaca, nos diera a todos un ejemplo de lo que es posible lograr cuando se tienen buenos gobernantes, elegidos y comprometidos con la democracia.
Hasta dentro de quince días.
* Incide Social A.C. y Consejera de la CDHDF
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