Inicio Reúne foro en Tlaxcala a 250 mujeres rurales

Reúne foro en Tlaxcala a 250 mujeres rurales

Por la Redacción

Ni la feminización de la pobreza -que en los últimos años ha derivado en una mayor violencia intrafamiliar- ni la firma de los tratados comerciales en América Latina y el Caribe, podrán exterminar a las mujeres rurales, opinaron representantes de la región, quienes coincidieron que su lucha no sólo es por crecer y enfrentar la marginación, sino para defender «nuestro derecho a la tierra y a ser felices».

«En América Latina y el Caribe, las mujeres que laboramos la tierra vivimos en pobreza extrema y estamos en resistencia por una mejor condición de vida; estamos unidas aquí porque tenemos muchas expectativas», sostuvieron las representantes de la Coordinación Internacional del II Encuentro de Mujeres Rurales de América Latina y el Caribe.

Lamentaron que en pleno siglo XXI las políticas públicas sean fabricantes de pobres, en lugar de abocarse a resolver problemas tan lacerantes que unen a todas las naciones, como es hecho de que un millón 300 mil mujeres de la región trabajen bajo el régimen de esclavitud.

Otro ejemplo, señalaron, es que 25 millones de latinoamericanas o caribeñas adultas viven fuera de sus naciones, con todos los riesgos que ello implica; su aportación por concepto de remesas en 2004, agregaron, fue de 45 mil 800 millones de dólares.

Margarita Cisneros Tzoni, representante de la Unión Campesina Democrática (UCD) de México, denunció que hay una «desatención de los gobiernos a las necesidades de las mujeres indígenas de la región», y como ejemplo citó a Tlaxcala, entidad que dijo ocupa el segundo lugar en rezago educativo; «esto es, que 70 de cada 100 mujeres no saben leer ni escribir».

«La sociedad debe entender que nuestro encuentro no es sólo por lo que les pasa a nuestras compañeras desde lejos, porque también lo vivimos en Tlaxcala. A nivel nacional ocupamos el segundo lugar de violencia; una de cada tres mujeres que va al hospital es golpeada y sufre violencia intrafamiliar».

En México, 39 por ciento de los productos básicos son de importación; uno de cada tres productos que consumimos lo traen del extranjero; las familias de las zonas rurales cada vez son más pobres, en tanto que el 30 por ciento de carne que se consume en el país se importa de Estados Unidos. En el caso del maíz, el los últimos años se pasó del 3 al 40 por ciento de importación.

Al respecto, Rosaura Espinosa, de la Red Nacional de Promoción y Asesoramiento Rural de México (RNPARM), recordó que en nuestro país existen ya 70 variedades de maíz; e acuerdo con ella, la importación proveniente de los Estados Unidos alcanza ya más del 50 por ciento del total.

Destacó que a esto se suma la migración que afecta a toda la región y que convierte al campo en una zona dominada por las mujeres, quienes, a pesar de ello, no son poseedoras de la tierra, aún cuando conocen bien el manejo de la misma: las formas de producción, comercialización y los ciclos agrícolas, además del mejor aprovechamiento del agua, recurso vital para la supervivencia no sólo del campo, sino de la humanidad.

INDÍGENAS VS OPRESION

En el primer día de trabajos de este histórico encuentro, que reúne a 250 representantes de 22 naciones, Lúcida Quispealaya, delegada de la Fundación Agraria Regional de Junin, Perú, dijo que «los gobiernos hablan de tecnologías de punta; sin embargo, nuestra lengua y nuestra semillas también son de punta y queremos rescatar nuestra tecnología y nuestra cultura, queremos que los gobiernos escuchen nuestras voces».

Recordó que en su nación, «no tenemos registros de nacimiento y papeles de identidad; por esa razón, no nos atienden en una clínica de salud, ni podemos levantar una denuncia, ni votar. Los indígenas, que somos la mayoría en nuestro país, no existimos para el gobierno».

«Por eso –abundó- buscamos el fortalecimiento de poder y autonomía. Como mujeres de América Latina y el Caribe «llegaremos a instancias de decisión política. El pueblo va a tomar el poder más adelante para defender nuestros derechos verdaderos», enfatizó.

La delegada brasileña, Severina María da Silva, mencionó que no puede haber desarrollo si no se considera a la mujeres en las políticas públicas «y si seguimos siendo violentadas en todos los espacios de vida».

En este marco, llamó a luchar contra cualquier tipo de violencia y lograr que las mujeres del campo tengan por fin acceso a la educación, a la salud, a la tierra y a otros recursos naturales que los gobiernos están privatizando.

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