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Realizan chinas concurso de «belleza artificial»

Por Nancy Zamora

«La belleza es ilusión que pasa…», dice una canción de la vieja trova cubana y muchos creen que el criterio es justo, pero no para un grupo de mujeres chinas que participaron en un concurso considerado, por lo menos, insólito.

En la China actual, donde millones de mujeres han sacudido el lastre de una sociedad feudal, incursionan ahora en prácticas que motivan más de una controversia, al participar en el Primer Concurso Mundial para elegir a la Reina de la Belleza Artificial, informó hoy Prensa Latina.

Las aspirantes al título de belleza fabricada debieron presentar certificados de haber recibido una o más operaciones de cirugía estética para modificar su apariencia externa en aras de acercarse a un determinado patrón.

El concurso celebrado en Beijing, sigue la tendencia de premiar atributos artificiales. El concepto de belleza está condicionado culturalmente y responde a patrones estéticos impuestos, que tienden a considerar como válidos los de determinada zona geográfica.

De esa forma la delgadez, una estatura determinada, los rasgos faciales, un tono o textura de piel y pelo, los glúteos, caderas y busto más o menos voluminosos, se convierten en parámetros de belleza.

Con esas tendencias, la industria de cosméticos, los centros e institutos de belleza y más recientemente la cirugía estética, han transformado los mercados con un volumen creciente de consumidores que aseguran cifras multimillonarias de ganancia en su conjunto.

Cifras divulgadas por el Comité Chino para la Cirugía Plástica, indican la existencia de 10 mil clínicas en su mayoría privadas, que realizan esa cirugía en el gigante asiático.

Asimismo, aumenta la opinión entre los jóvenes, especialmente las muchachas, de que esa cirugía es una carta de triunfo para conseguir un buen trabajo o una pareja conveniente.

Para quienes buscan a toda costa un bien tan efímero, tal vez es oportuno recordar la estrofa de la vieja trova: «la belleza es ilusión que pasa y la belleza eterna está en el alma».

EN UN PRINCIPIO FUE EL BISTURI

Se afirma que el certamen tuvo su origen en la frustración de una joven de 18 años, quien se sometió a 11 operaciones estéticas, en las cuales invirtió un equivalente a 13 mil 300 dólares y fue rechazada en un concurso de belleza por ese motivo.

Según la revista Mujeres de China, esta no fue la primera «belleza manufacturada» en el país, pues antes otra joven fue seleccionada por una clínica privada para promover las cualidades del centro y se sometió a 14 operaciones en nueve meses.

Con estos antecedentes y el evidente interés de lucro de algunos cirujanos estéticos, se lanzó el certamen en el que finalmente compitieron 21 finalistas con edades de 17 a 62 años, incluido un transexual, que modificó su género.

La ganadora fue una muchacha de 22 años, a quien los cirujanos redujeron el rasgado de sus ojos, le hicieron una liposucción, cambiaron de forma sus mejillas y le inyectaron botox en el rostro.

El botox (toxina botulina tipo A), es una proteína natural purificada obtenida del clostridium botulinum, una bacteria causante de la enfermedad mortal del botulismo.

La segunda premiada, también de 22 años, fue sometida a 10 procedimientos quirúrgicos entre ellos de párpados, nariz, oídos, senos, mandíbulas inferior y superior, y tratamiento para suavizar la piel y eliminar vellosidad.

La tercera elegida, de la misma edad, fue seis veces al quirófano, para cambios en la nariz y senos, entre otros.

Una de las concursantes, no finalistas, invirtió una suma equivalente a 36 mil 275 dólares para alcanzar su ideal de belleza.

En contraste con esas inversiones, el premio equivalió a seis mil dólares, que incluyen joyería y un viaje a salones cosméticos de Japón.

DETRAS DEL BIOMBO

Quienes tratan de explicar los motivos de estas «bellezas hechas a mano», lo atribuyen en gran medida a la presión de la creciente propaganda, que lo mismo aparece en un espacio de televisión, que en una gran pancarta en los altos de un edificio, o en el exterior de un autobús de transporte público.

En muchos de esos anuncios, las personas empleadas como modelo de la belleza deseada son occidentales. De esa forma se multiplican las pequeñas operaciones para disminuir el rasgado de los ojos y el grosor de los párpados, o para modificar la nariz, a la vez que aumenta la lista de espera para cirugías estéticas.

Detrás de un biombo trata de ocultarse, sin lograrlo, la cara menos bella de ese mercado de la estética, que en modo alguno se refiere a malformaciones congénitas o por accidentes.

El pasado julio la prensa china se hizo eco de la muerte de una mujer a consecuencia de una cirugía para aumentar su busto y en esa ocasión la Asociación China de Consumidores informó que cada año se presentan unas 20 mil demandas por procedimientos quirúrgicos inadecuados.

El mercado de la cirugía estética está en plena efervescencia en este país y es difícil de controlar, afirmó Du Suzhen, secretaria de la Asociación de la Industria Médica de Cosméticos.

Muchos centros operan sin instrumentos ni condiciones adecuados, incumplen los procedimientos quirúrgicos, incluso no están registrados oficialmente y numerosos cirujanos carecen de la calificación exigida, según Du.

* Reportera de Prensa Latina

2005/NZ/SJ

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