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Rechazan uruguayas que deban pedir permiso para ligadura

Por Ángela Castellanos

Tengo tres hijos, y por eso fui a la consulta médica «para que me operaran y no tener más hijos. Me pidieron que completara un papel y llevara la firma de mi marido, pero como no lo veo hace tiempo, no volví», relató Ana Laura, una uruguaya que, como a muchas que buscan ligarse las trompas, se les exige el consentimiento de sus esposos o de terceros.

Al participar ante el parlamento, la senadora socialista Mónica Xavier denunció que algunos centros de atención de salud, tanto privados como públicos, solicitan la firma del marido de la mujer que desea le sea practicada una ligadura de trompas o, en su defecto, la de testigos, sin que exista una reglamentación expresa de las autoridades sanitarias al respecto.

«No existe ninguna disposición jurídica de naturaleza legislativa o ministerial que regule, obligue o determine la exigibilidad del consentimiento de un tercero ante el caso de una mujer adulta y capaz», expresó la senadora en su intervención.

Al mismo tiempo, pidió que esta situación fuera remitida al Ministerio de Salud Pública para que las «autoridades dejen claras las reglas a cumplir».

De manera opuesta, cuando los hombres acuden a los centros de salud para una vasectomía, método de esterilización masculina, no se les solicita otro consentimiento que el de ellos mismos.

«El actual criterio institucional marca una inocultable diferencia en el tratamiento de géneros», agregó Xavier, médica de profesión.

Según la Encuesta Nacional de Reproducción Biológica y Social de la Población Uruguaya, publicada en 2005, el 7.1 por ciento de las parejas estables utiliza la ligadura de trompas como método de planificación familiar.

Se trata de un procedimiento quirúrgico mediante el cual se cierran las trompas de Falopio, que son los conductos mediante los cuales los óvulos se desplazan de los ovarios al útero. Esta operación provoca la esterilización permanente de la mujer.

La exigencia del consentimiento de los esposos impide el ejercicio del derecho de muchas mujeres a practicarse la ligadura de trompas, que forma parte de los derechos sexuales y reproductivos aprobados en la Conferencia de El Cairo sobre Población, y que Uruguay respalda.

Además, dado que la mayoría de las que acuden a los centros de salud públicos provienen de familias monoparentales, este requisito es un obstáculo pues, en estos casos, ellas no viven con sus maridos.

Ima León, directora del Hospital de la Mujer del Centro Hospitalario Pereira Rossell, confirmó que existe un formulario, elaborado hace muchos años, que pide la firma de los maridos.

Pero, desde que ella asumió en marzo de 2005, ordenó que no se solicitara más ese requisito a las mujeres que acuden para la ligadura de trompas.

06/LR

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