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Recomienda CEPAL reforzar empleo para mujeres y jóvenes

Por Gladis Torres Ruiz

«El empleo es la llave maestra para resolver la desigualdad en América Latina y el Caribe»; al tener acceso a un trabajo digno, se lograría evitar la discriminación que viven las mujeres, se superaría la brecha salarial y tendrían acceso a la seguridad social y estabilidad laboral, afirmó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

En el informe «La hora de la Igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir», presentado en el trigésimo tercer período de sesiones, que concluye hoy en Brasilia, se indica que en la región, los ingresos de muchas trabajadoras y trabajadores no es suficiente para superar la pobreza. Entre 2004 y 2008, un 25 por ciento de los ocupados urbanos y un 41 por ciento de los rurales se mantuvieron bajo la línea de pobreza.

Esto demuestra que los mercados laborales no han tenido la fuerza inclusiva necesaria, a lo que se suma que en la región el mundo laboral está compuesto por grupos diferenciados por género y generación, y su acceso al empleo no es homogéneo.

«Claramente, las condiciones son más desventajosas y menos reguladas para las mujeres, las minorías étnicas y los jóvenes de ambos sexos; distintas formas de discriminación en la segmentación ocupacional, hacen que trabajadoras y trabajadores con capacidades o responsabilidades similares perciban un trato y un salario distintos».

En el capitulo V del Informe titulado: «La dinámica del empleo y la institucionalidad laboral como clave de la igualdad de oportunidades y la inclusión social», el organismo afirma que estos patrones exacerban la desigualdad del mercado laboral.

Dejando de lado que hay sectores poblacionales que requieren una protección especial, tal es el caso de las regulaciones respecto a la mujer embarazada y el trabajo infantil.

AUMENTA EL TRABAJO PARA LAS MUJERES

En este sentido, el organismo de las Naciones Unidas, destaca el aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral a partir de la década de los 90. No obstante, este aumento se dio «sin gastos públicos y sin servicios sociales suficientes para apoyar las tareas de cuidado en las familias de bajos recursos».

Eso llevó a que muchas mujeres sobre todo las más pobres, no lograran insertarse oportunamente en el empleo debido a su alta carga de cuidado en el hogar.

Para la CEPAL, esto ha reforzado la desigualdad ya que en los hogares de menores ingresos la dificultad de delegar las tareas de cuidado reduce la posibilidad de incorporar un aporte adicional de recursos monetarios.

Ante ello, el Estado tiene hoy un papel central en la provisión de servicios que permitan promover una mayor igualdad mediante el apoyo a las tareas de cuidado en hogares pobres y vulnerables facilitando con ello el ingreso de la mujer en el mercado laboral.

Si bien la tasa de participación laboral de las mujeres urbanas, durante los años 90, registró un ascenso marcado, en los años recientes solo aumentó levemente.»Gran parte de este ascenso responde al aumento en el nivel educativo de las mujeres, dada la elevada correlación entre dicho nivel y la tasa de participación femenina».

«En contraste, la participación laboral de los grupos menos educados aumentó moderadamente e incluso se frenó, lo que indica la persistencia de importantes obstáculos para la inserción laboral de estas mujeres», afirma la CEPAL.

«Este es un pilar clave de la igualdad, pues aborda simultáneamente la igualdad de género, la igualdad de capacidades y la menor desigualdad de ingresos familiares», puntualiza.

Por lo que recomienda entre otras cosas reforzar la inserción laboral de las mujeres y jóvenes, cuyo acceso al mercado de trabajo se caracteriza porque enfrentan mayores dificultades, además de crear y fortalecer mecanismos de protección al desempleo en mercados laborales muy volátiles.

Añade que en una perspectiva dinámica debe tomarse también en cuenta la «transmisión intergeneracional» de la desigualdad; es decir las características del hogar, en particular el nivel educativo y la inserción laboral de la madre y el padre, ya que influyen en las oportunidades de inserción laboral de una generación.

Al respecto, la CEPAL señala que durante los años 90 mejoraron los ingresos de los trabajadores más calificados (con más de 12 años de estudios), en comparación con los otros grupos educativos.

Esa ampliación de la brecha se observó tanto para los asalariados como para los ocupados en su conjunto, y tanto para los hombres como para las mujeres.

10/GTR/LR/LGL

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