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Reconocen heroísmo de niña veracruzana fallecida

Por Laura Castro Medina

Veracruz esta de luto. La trágica muerte de seis menores que perecieron calcinados en el interior de su humilde vivienda es un reflejo de la miseria en que viven miles de familias disgregadas como consecuencia de la falta de empleo en el estado.

Eran las 4:30 de la madrugada y un ligero viento en la comunidad de la Piedrilla, ubicada a una hora de la cabecera municipal de Colipa, provocó que la hoguera que minutos antes había encendido Micaela para calentar a sus hermanos saliera de control y que las llamas de alzaran en medio de la humilde vivienda de barro, paja y lámina de cartón. Una chispa alcanzó una lámina del techo que cobijaba a los ocho pequeños que en la casa con piso de tierra dormían profundamente.

Micaela, la mayor, de tan sólo 12 años, se percató que las llamas consumían todo a su paso, por lo que rápidamente intentó retirar el candado de la desvencijada puerta; cuando no pudo, optó por sacar a sus hermanos por debajo de la puerta. Pudo salvar a Teodora y Perfecto, de seis y ocho años, respectivamente, quienes corrieron a pedir ayuda a sus abuelos mientras las llamas consumían todo a su paso ante la mirada atónita de los pequeños.

En cuestión de segundos el fuego consumió todo incluyendo a las y los menores, quienes yacían calcinados sobre la base metálica de la vieja cama abrazados por Micaela, quien en todo momento trato de protegerlos.

La muerte de Micaela, Mónica, Melquíades y Cléber Barrios Maceda, así como de sus primas Victoria y Bibiana Pedraza Barrios, cuyas edades oscilaban entre los 2 y 12 años de edad, es el reflejo de las condiciones infrahumanas y de extrema pobreza en que viven miles de familias no sólo del estado de Veracruz, sino de todo el país.

Pero, también, la muerte de Micaela es una muestra de heroísmo y amor hacia el prójimo; si valentía fue reconocida durante el funeral, en el que por más de una hora al menos 350 personas caminaron sobre la sinuosa vereda de terracería hasta la capilla de la cabecera municipal de Colipa, trasladando los seis féretros de las y los niños. Sobre el ataúd de Micaela fue colocada la bandera nacional en reconocimiento a su heroísmo.

Al llegar a la pequeña capilla, un grupo de elementos de prevención y readaptación social custodiaban a una mujer, María Elena Maceda Durán, madre de cuatro de los menores fallecidos, quien acusada por el supuesto delito de homicidio culposo al practicarse un aborto fue recluida en el penal de Misantla hace algunos meses, tiempo durante el cual quedaron los niños a cargo de Teodora Barrios Hernández, tía de Micaela y madre de Bibiana y Victoria.

Desgraciadamente esa noche la mujer viajó a Martínez de la Torre para cuidar a un enfermo y así ganar algunos centavos más para alimentar a los pequeños.
Minutos más tarde arribó, con el apoyo del gobierno del estado de Veracruz, Melquíades Barrios Hernández, padre de las y los niños, quien emigró hace algunos meses a los Estados Unidos en la búsqueda de un empleo para poder mantener a su familia.

La muerte de estos menores es una desgracia que enluta al estado de Veracruz, pero también sirvió para atraer las miradas de las autoridades a la comunidad de la Piedrilla y hacia municipios como Colipa, Yecuatla y Atzalan, en donde los habitantes requieren urgentemente de oportunidades de desarrollo para romper el círculo de la miseria.

Al acudir al funeral, el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, con lágrimas en los ojos reconoció que este incidente es una desgracia propia de la pobreza que se vive en Veracruz y en todo el país, y se comprometió a proteger a los familiares de los niños y las niñas fallecidos, a gestionar la salida de Maria Elena del reclusorio y a brindar ayuda a las familias de la Piedrilla.

Asimismo, prometió luchar por romper con el cuadro de pobreza en que viven miles de familias veracruzanas, las que mueren en el intento de conseguir el sustento diario, incluso fuera de su tierra. Recordó así el caso de ocho colipenses que hace algunos años perdieron la vida atravesando el desierto de Yuma, Arizona, en los Estados Unidos.

El heroísmo de la pequeña no será en vano: desde este lunes, los trabajos de apoyo hacia su comunidad comenzaron a fluir, así como las gestiones para la construcción del primer telebachillerato de Colipa, el cual llevará el nombre de Micaela Barrios Maceda, cuyo recuerdo perdurará en la historia de los colipenses.

06/LC/YT

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