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Regina Benjamin, directora de Salud Pública con Obama

Por Leticia Puente Beresford*

Barack Obama continúa integrando a las mejores mujeres en su equipo de gobierno y por ello nombró a Regina Benjamin como directora de Salud Pública, cirujana general que dirige una clínica sin fines de lucro, que atiende a quienes no pueden pagar servicios médicos, abierta desde los huracanes Georges y Katrina.

Obama dijo el lunes que «Por todos los enormes obstáculos que ha superado, Regina Benjamin representa lo mejor de la atención médica en Estados Unidos, constituido por médicos y enfermeras que cuidan a sus pacientes y se sacrifican por ellos y ellas». Benjamin, añadió el presidente, «conoce los defectos de nuestro sistema de salud pública».

La Fundación MacArthur, por su parte, reconfirma las credenciales de la galena, quien además es su integrante. Regina Benjamin atiende no solo a quienes no tienen seguro médico, sino a inmigrantes de Vietnam, Camboya y Laos.

Con el nombramiento, Obama continúa respondiendo a la idea de darle al gabinete el cuerpo, el alma y la sabiduría de las mujeres apoyando también temas de salud reproductiva, como la interrupción legal del embarazo.

DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS

Por lo pronto, en el Senado, el Senate Appropriations Committee aprobó el pasado 9 de julio una enmienda –la Global Gag Rule– a la ayuda básica internacional para proveer servicios de aborto a mujeres, la cual era negada a las organizaciones internacionales no gubernamentales durante la era Reagan y Bush. Obtuvo 17 votos a favor y 10 en contra.

Desde enero pasado, Obama anunció la cancelación de la norma restrictiva, pues prohibía al gobierno estadounidense aportar ayuda a programas de planificación de organizaciones que ofrecieran consejería e interrupción legal del embarazo.

La norma fue instituida por Ronald Reagan en 1984, fue negada por Bill Clinton, pero reinstalada por George W. Bush. Su enmienda por parte del Senado hace pensar que quedará abolida totalmente, solo falta que el Congreso apruebe.

Al respecto, Susan Cohen, directora de Government Affairs for the Guttmacher Institute, dijo que se debe de ser más eficiente y efectivo, pronunciándose porque esta enmienda se convierta en ley, porque «no podemos depender de quién es el presidente, esto afecta la planificación familiar y debemos probar estabilidad. No solo que sea una política del presidente y del Congreso, sino debemos de escribir una ley», reiteró.

Adicionalmente a la enmienda de la Global Gag Rule, se incrementarán los recursos para la planificación familiar a 628 millones de dólares: 50 serán para United Nations Family Planning Agency.

Pero no solo, el apoyo a las decisiones de las mujeres y el respeto a sus derechos de salud reproductiva en este país van más allá, el House Appropriations Committee’s subcommitte on Labor, Health and Human Services and Education (Labor HHS) eliminó el programa de «solo abstinencia».

El programa de «solo abstinencia» fue criticado por ser «falso, no bien guiado y de distorsión informativa sobre la salud reproductiva». No redujo además la actividad sexual entre las y los jóvenes, por el contrario, aumentó el número de embarazos no planeados.

Los cambios en el Comité incluyen también fondos económicos, incluido el New teenage pregnacyn prevention initiative, a la que se asignaron 114 millones de dólares para el año fiscal 2010.

Todo esto tiene que ver con la realidad, pues la segunda generación de hispanas en este país está cambiando su posición con respecto al aborto, según el Pew Forum on Religion and Public Life and Pew Hispanic Center, que mostró que el 65 por ciento de la primera generación cree que el aborto debe de ser ilegal, pero el 43 por ciento de la segunda consideró que debe legalizarse.

Y aunque una encuesta de mayo pasado, realizada por Gallup, dice que el 51 por ciento de estadounidenses se auto llama «pro vida», o en contra del aborto, y el 57 de hispanos se opone al aborto, más que cualquier otro grupo, las decisiones de las nuevas generaciones son diferentes con respecto al tema. La cultura religiosa cambia conforme las mujeres avanzan.

Las católicas en este país lo practican, calladamente. Afirman que un bebé es «una bendición de dios», pero… a su debido tiempo.
Así, la segunda generación hispana ya decide y, al igual que en cualquier otra parte del mundo, la decisión continúa siendo solo de las mujeres, sobre todo en casos de embarazo no planeado.

Las voces de las mujeres se escuchan, a diferencia de lo que ocurre en México, donde la derecha cancela derechos sexuales y reproductivos, o en Irlanda, país católico por excelencia.

Dejan a las mujeres sin derecho a decidir sobre la maternidad, sin derecho a decidir, pese a que los cálculos del Banco Mundial implican costos económicos (que a los gobiernos deberían importar): la mortalidad materna y de recién nacidos cuesta 15 billones de dólares, tan solo por concepto de pérdidas de productividad.

SONIA AVANZA

Mientras tanto, Sonia Sotomayor sigue el proceso de su confirmación como la primera mujer hispana jueza en la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, de quien afirman será «el alma de la justicia», pues ha dicho que es «fiel a la ley», sin deformarla ni transformarla, solo aplicarla…

09/LPB/GG

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