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Representa infertilidad severo trauma masculino

Por Dalia Acosta

Rubén Pérez es cubano, tiene 51 años, lleva 14 con su actual esposa y aún no ha visto realizado su sueño de ser padre. Las condiciones de vivienda, los problemas económicos y el trabajo de ambos han obstaculizado un camino que para él empieza a llegar a su final.

«Mariela es 17 años más joven que yo y eso siempre le ha dado ventaja a la hora de hacer planes para el futuro. Pero si dejamos que el tiempo siga pasando, cuando vayamos a ver voy a parecer un abuelo y no un padre, y eso es algo que no quisiera» afirmó el entrevistado al Servicio de Noticias de la Mujer de Cuba.

Refiere que siempre soñó con tener una hija; lo intentó en sus dos relaciones anteriores y cuando conoció a Mariela se dio cuenta de que ella era la mujer de su vida. «Hemos tenido problemas como cualquier pareja, pero me he dado cuenta de que juntos superamos cualquier cosa. Supongo que eso sea amor.»

Ingeniero químico, Pérez trabaja desde hace más de una década en un centro científico de la capital cubana. Hasta ese lugar llegó un día una joven a llevar unos documentos y lo que se programó como una cita de cinco o diez minutos se extendió por más de dos horas.

La mayor crisis fue cuando, hace unos años, ella optó por realizarse el segundo aborto desde que empezaron a vivir juntos.

«El primero fue cuando estudiaba en la universidad y yo entendí que no era el momento. No teníamos donde vivir, mi salario no alcanzaba para nada pero, sobre todo, ella estaba estudiando y, antes que cualquier otra cosa, había que terminar la universidad.

«Pero la segunda vez todo había cambiado. Ya vivíamos en nuestro apartamento y mi esposa llevaba dos años de graduada. Ese hijo no pudo ser porque ella consideró que su trabajo era más importante. Tuvo mi apoyo, la acompañé al hospital, pero no estuve de acuerdo.

La decisión fue sólo de Mariela. «De pronto, por primera vez en tanto tiempo, hubo algo que no decidimos entre los dos; ella era dueña de su cuerpo y, por extensión, lo era también de nuestro hijo», lamenta Pérez.

ESTUDIAR A LOS HOMBRES

Los hombres cubanos, al menos los habaneros, parecen preferir una mujer mayor que ellos y con experiencia para su primera relación sexual, asegura un estudio del Centro de Colaboración para las Investigaciones en Reproducción Humana, institución adjunta al Ministerio de Salud Pública.

Ellos aseguran que se iniciaron por «estar enamorados», «excitados» o por sentir «curiosidad». Pasados los años suelen tener la iniciativa a la hora de la relación sexual y, como norma, reconocen la necesidad de protegerse, pero no lo hacen con su esposa o pareja estable.

La iniciación con un hombre fue reconocida por muy pocos (4,1 por ciento). Algunos nombraron un conocido o vecino, una «pareja varón», un «amigo», un «desconocido» o un «varón que cobra por tener sexo». Del total de 696 habaneros entrevistados, 453 perdió la virginidad con una mujer mayor que él.

Con el tiempo, las relaciones de pareja y convivencia se suelen establecer con mujeres más jóvenes que ellos. Estadísticas oficiales indican que los hombres entre los 20 y los 29 años participan en una significativa proporción de embarazos en madres adolescentes (63.4 por ciento).

Con el título Percepción y comportamiento de la sexualidad y la reproducción según los hombres, el trabajo, publicado a finales del 2004, forma parte de una investigación multinacional promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Argentina, Perú, Bolivia y Cuba.

El colectivo de autores, encabezado por la especialista Luisa Álvarez, consideró que «entender el comportamiento del hombre y cómo él percibe su rol en la sexualidad y la reproducción tiene importantes implicaciones para varios aspectos de la salud reproductiva.

Hasta el momento, poco se había estudiado sobre la fecundidad masculina de los cubanos, incluido el ideal reproductivo. En la isla, como en muchos países del mundo, durante años las investigaciones intentaron definir lo que piensan los hombres sobre la sexualidad y la fecundidad a través del estudio de las mujeres.

Para este estudio, apoyado por la OMS, resultó «muy importante» definir, desde la mirada de los hombres, las características de la iniciación sexual, el uso de anticonceptivos, las motivaciones del aborto, la prevención y el tratamiento de infecciones de transmisión sexual, el abuso sexual y la violencia.

La encuesta se realizó en La Habana, urbe que concentra casi 19 por ciento de la población de la isla, y abarcó a hombres de entre 20 y 29 años. La edad se escogió porque suelen ser personas que han acumulado ya experiencia sexual, pero aún son aún jóvenes como para representar a las nuevas generaciones.

Las características de la familia de procedencia, donde el hombre nació y creció, parecen ser definitorias en la manera en que los jóvenes enfrentan su sexualidad y la relación con sus parejas.

El estudio encontró que expresiones como «no tener relaciones sexuales le puede hacer mal al hombre» y «el hombre debe decidir en la pareja», son predominantes entre los jóvenes que viven o proceden de hogares donde la familia se construye sobre un enfoque patriarcal.

Por el contrario, los hombres que crecen en hogares con un enfoque igualitarista, donde las decisiones y el control económico es compartido por padre y madre, son menos dados a pensar de que él, y sólo él, es el que tiene el derecho y el poder de decidir en la pareja.

A pesar de que, como norma, los hombres se consideran obligados a responder a los requerimientos femeninos y cumplir con su «papel de macho», la mayoría de los encuestados (70.4 por ciento) estuvo en desacuerdo con que «si la mujer quiere tener relaciones, un hombre no puede negarse».

Asimismo 29.1 por ciento de los entrevistados, proporción considerada preocupante por los investigadores, estuvo de acuerdo con que el «no» femenino debe aceptarse como un «sí». «Cuando una mujer dice que no quiere tener relaciones sexuales, muchas veces quiere decir sí», afirman.

Una minoría, 7.4 por ciento de la muestra, aceptó la afirmación de que «cuando las mujeres son violadas es porque provocan al hombre». Esta expresión motivó el mayor desacuerdo registrado a todas las preguntas aplicadas por la encuesta, según el colectivo de autores.

A diferencia de lo que sucede en otras culturas, la mayoría de los habaneros consultados estuvieron en desacuerdo con la expresión de que «el sexo debe satisfacer sólo al varón» y favorecieron que «la mujer tiene tanto derecho como el hombre a tener placer en la relación sexual».

EL PODER DE LA MUJER

Como norma, se sabe que para muchos de ellos los hijos vienen al mundo, entre otras cosas, para convertirse en una «certificación» de su propia virilidad. Este aval, socialmente requerido por la cultura machista hegemónica, tiene mayor valor si el recién nacido es varón.

En sociedades como la cubana, donde el hombre se siente obligado a demostrar todo el tiempo que es hombre por encima de cualquier otra cosa, e incluso contra su propia salud, la infertilidad masculina puede ser tan o más traumática para quien la sufre que la femenina.

El suicidio llega a ser una opción extrema para muchos hombres maduros en situación de infertilidad, como ocurre también cuando en la adolescencia confirman una inclinación homosexual y no logran superar el sentido de culpabilidad o enfrentar tanto rechazo social.

También se conoce que, aunque se converse en pareja, muchas mujeres suelen tomar solas la decisión de terminar o no un embarazo en aborto o, por el contrario, llevarlo a término, incluso contra la voluntad del padre. En algunos casos, los hombres llegan a sentirse usados por las mujeres.

«La madre de mi hijo llevaba meses planificando tener una ‘producción independiente’ cuando me conoció a mí y caí en la trampa. Me usó y al mes me botó. Nunca me dijo que iba a tener un hijo mío. Todos los amigos comunes lo sabían y yo en la luna», cuenta un maestro de 31 años.

Este hombre, que solicitó el anonimato, se siente feliz porque comprobó que es fértil. «Nunca había embarazado a una mujer, al menos que yo supiera», confiesa.


05/DA/YT

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