México requiere en el corto plazo «de todo aquello que facilite la labor reproductiva de las mujeres», principalmente de guarderías y servicios de cuidado infantil, sostuvo María Elena Ruiz Vela, asesora de género del Banco Mundial.
El estudio Desafíos y Oportunidades para la Equidad de Género en América Latina y El Caribe, presentado hoy en el marco del Día Internacional de la Mujer, que se cumple el próximo sábado ocho de marzo, enfatiza la baja participación femenina en los mercados laborales de la región.
En México hay dos millares de centros de educación preescolar comunitarios –que atienden a la infancia urbana marginada y jornalera—están en peligro de desaparecer con una nueva reforma constitucional.
En tanto, el presupuesto de las guarderías subrogadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fueron recortados el mes pasado, a pesar de que la institución solamente cubre 28 por ciento de la demanda de las madres trabajadoras, de acuerdo con datos del Senado de la República.
PARTICIPACIÓN LABORAL
De acuerdo con el estudio, en el mercado laboral participan 43 por ciento de las mujeres, proporción que corresponde a 44 por ciento en Chile; 56 por ciento en Colombia; 55 por ciento en Perú y 56 por ciento en Brasil.
Lo anterior, dice la investigación, se agrava en el caso de las mujeres rurales, debido, entre otros factores a su actividad en el ámbito doméstico.
Aunque en México ha disminuido la brecha salarial entre hombres y mujeres, todavía las mexicanas ganan 90 centavos por cada peso que gana un hombre.
En entrevista telefónica, la maestra en estudios de género señaló que «a largo plazo, tanto en México, América Latina y los países industrializados» la equidad en el ámbito laboral «pasa por desmitificar a la mujer como responsable del hogar.»
Las desigualdades en el trabajo, refirió, no se trata de problemas educativos en la región porque la brecha escolar entre hombres y mujeres se va cerrando.
Además del acceso al trabajo, el segundo problema para las mexicanas sería el acceso a la tierra. Si bien las mujeres tienen por sus maridos acceso a terrenos ejidales, la propiedad femenina del terreno no llega a 20 por ciento, explicó.
El informe destaca la vulnerabilidad de las ancianas en México y refiere que ellas tienen peores condiciones de vida y reciben menos ayuda institucional que el hombre. En ese país y los ancianos son más pobres que los adultos en edad productiva, lo que se agudiza en las zonas rurales.
Como resultado, 17.3 por ciento de las campesinas mexicanas de la tercera edad viven en pobreza extrema, con menores probabilidades de tener una fuente de ingreso que los varones.
La mortalidad materna en México sigue afectando a los estados más pobres, indicó la entrevistada.
El panorama regional, resumió la especialista, es que hay problemas muy específicos, mientras que para México la incorporación de las mujeres a la producción es lo más destacado, al igual que en Brasil y Argentina, la mortalidad materna se agudiza en la zona andina.
En tanto que la pobreza y el SIDA son los mayores problemas de las naciones caribeñas.
Aclaró que en el caso de México no tuvo todos los datos disponibles en tanto que el Banco Mundial no ha realizado el diagnóstico sobre género como en otros países.
Sin embargo, hasta el año pasado colaboró como pasante en el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y poco antes en un programa de la Agencia de Cooperación Española en Baja California.
Finalmente, consideró que se ha avanzado mucho en la equidad de género en los últimos 20 años y que las brechas educativas se van cerrando. Aseguró que desde hace cuatro o cinco años la perspectiva de género se convierte en elemento central de toda acción del Banco Mundial que vaya dirigida a potenciar el desarrollo.
MR/MEL
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