Debido a que la política de salud reproductiva en jóvenes «no ha sido efectiva», el número de embarazos entre las mexicanas de 15 a 19 años de edad no se ha reducido desde hace 25 años.
Lo anterior lo reconoció Susana Cerón, directora del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud federal (Ss), en el marco del Día Mundial de la Población, que este año tuvo por lema «Acceso universal a la salud reproductiva».
Durante el taller para medios de comunicación, organizado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en México, Cerón refirió que una de las consecuencias de que la política en salud reproductiva dirigida a jóvenes no ha sido efectiva es que el embarazo en adolescentes no se ha reducido en la medida esperada.
En 1987 se registraban 92 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años de edad, para este año el número de nacimientos en esta población disminuyó a 69.5, cuando los especialistas esperaban que en 2012 se redujera a 58, «pero hubo un retroceso, no hemos sido efectivos en nuestras políticas destinadas a los jóvenes», reconoció Cerón.
Desde la década de los 90, entre 17 y 19 por ciento de los nacimientos en México ocurre en madres adolescentes. Tan sólo en los hospitales de la Ss, uno de cada cuatro nacidos vivos son de madres menores de edad.
La mínima reducción del embarazo a comparación de otros grupos de edad se debe a su menor uso de anticonceptivos, muestra de ello es que 6 de cada 10 jóvenes y adolescentes no utiliza ningún método en su primera relación sexual.
El problema de la fecundidad en las adolescentes es mayor en mujeres con bajo nivel educativo y socioeconómico, expuso la especialista.
Según un análisis de la UNAM, las mujeres de entre 15 y 19 años que sólo cursaron la primaria tienen una tasa de 156 hijas e hijos por cada mil adolescentes, mientras que entre quienes terminaron la preparatoria, la tasa es de 18 nacidos vivos por cada mil mujeres de este grupo de edad.
En tanto, las adolescentes que pertenecen a un estrato socioeconómico muy bajo tienen una tasa de 97 nacidos vivos por cada mil, en contraste con las del estrato alto que apenas registra 15 nacidos vivos por cada mil mujeres de 15 a 19 años de edad.
Los estados con tasas más altas de embarazo en adolescentes son Chiapas, Quintana Roo, Baja California Sur, Durango y Nayarit.
De los embarazos en adolescentes, entre 40 y 60 por ciento son no planeados, por lo que reciben menos consultas prenatales; esta situación coloca en riesgo su salud, ya que por su edad corren dos veces más riesgos de sufrir muerte materna (MM).
La funcionaria federal explicó que entre las estrategias para reducir la MM está, además de la capacidad de respuesta por parte del sector salud para atender una emergencia obstétrica, la planificación familiar (PF).
«Hay estimaciones de que puedes reducir 35 por ciento la MM solamente con la PF», indicó. Sin embargo en este tema también hay un rezago entre las más jóvenes, ya que mientras la cobertura en métodos anticonceptivos en las mujeres en edad reproductiva es de 72.5 por ciento, en las adolescentes es de 44.7 por ciento, según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2009.
Diego Palacios, representante del UNFPA en México, señaló en entrevista que el país debe fortalecer el abasto de métodos anticonceptivos, el cual se debilitó en algunos estados con los gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN).
Otra estrategia en la que se deben redoblar esfuerzos es en la difusión de campañas dirigidas a las y los jóvenes y en la mejora de los servicios amigables, así como en la enseñanza de la educación sexual en las escuelas públicas.
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