No hay lugar a venganzas porque confío en la justicia divina, sostuvo la maestra Angelina Martínez Avella, al despedir de su hogar el cuerpo de su esposo Pánfilo Hernández, que fue asesinado la noche del pasado miércoles muy cerca de su domicilio ubicado en la colonia Jardín, por presuntos policías.
Ante cientos de vecinos, miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) e integrantes de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), la maestra Angelina recalcó que ella, como su esposo, está convencida de que es posible una sociedad más justa en Oaxaca.
En su casa, donde la familia comparte su actividad magisterial con una pequeña miscelánea, Angelina de 45 años de edad, lamentó el costo tan alto que su familia ha tenido que pagar, en medio del llanto que desgarraba aún más el ambiente de indignación y coraje.
Una maestra joven que observaba la escena, sostenía entre sus manos un cartel en el que preguntaba al líder magisterial, Enrique Rueda Pacheco, «¿por qué no haces la consulta en la tumba de los compañeros caídos, van 10? cuántos más?».
Ello en alusión a la consulta que anunció para ver cuándo volverán los maestros a clases, luego de que el Senado determinó que no procede la desaparición de poderes en la entidad.
«Tengo que ser fuerte no debo desfallecer, sostenía la viuda del profesor Pánfilo Hernández, si mi esposo hubiera estado enfermo y hubiera muerto por eso, no tendría porque llorar tanto, pero me lo mataron, por qué me lo mataron», decía una y otra vez la maestra Angelina.
Pánfilo y Angelina, padres de dos hijos varones, eran profesores de la escuela primaria Guillermo González Guardado, un asentamiento irregular en los alrededores de los tiraderos de basura que se ubican en los municipios de Zimatlán de Álvarez y San Bartolo Coyotepec.
Se prevé que por la tarde de este viernes, el cuerpo del profesor sea trasladado al zócalo de esta ciudad donde también se le rendirían homenajes póstumos, mañana será sepultado.
El movimiento magisterial que inició el 22 de mayo pasado y al que se unieron diversas organizaciones políticas, sindicales y civiles, ha tenido como víctimas hasta ahora a diez profesores y ciudadanos que simpatizan con este movimiento.
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