La salud de las mujeres implica el bienestar emocional, social, espiritual y físico. Es un derecho y un recurso para la vida determinado por el contexto social, político, económico y biológico.
La salud femenina contempla dos aspectos prioritarios: su salud reproductiva y su salud sexual. En atención a estos aspectos fundamentales se han decretado el derecho a la salud reproductiva, y los derechos sexuales y reproductivos.
La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo, sus funciones y procesos.
La salud reproductiva implica la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria, sin riesgos de procrear, y la libertad de hacerlo o no, cuándo y con qué frecuencia.
El derecho a la salud reproductiva comprende el acceso a los servicios de planificación familiar, información, atención prenatal y en el parto, tratamiento para las enfermedades del aparato reproductor y enfermedades de transmisión sexual.
Esta garantía también contempla brindar servicios para el aborto seguro, tratamientos relacionados con el aborto, prevención y tratamiento apropiado para la infertilidad, información y consejo sobre la sexualidad humana, la salud reproductiva, la paternidad responsable y desaconsejar prácticas dañinas como la mutilación femenina.
En la década de los 50 del siglo pasado apareció por vez primera la píldora anticonceptiva, lo cual representó para las mujeres de la época la posibilidad de elegir ser madres o no y, simultáneamente, desvincular la procreación del ejercicio de la sexualidad.
Veinte años más tarde, en México la Secretaría de Salud inició el Programa Planificación Familiar, que contempló campañas de planificación en los cuales se difundió ampliamente el tema de las esterilizaciones en mujeres, y en menor medida, de los hombres.
Fue hasta 1994 cuando se vinculó la perspectiva de género con los derechos humanos, bajo la forma de derechos reproductivos y derechos sexuales, durante la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD) de El Cairo, iniciativa de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Como resultado de este encuentro internacional, surgió un Plan de Acción de El Cairo, que contiene 200 recomendaciones con cinco objetivos, a cumplir en un plazo de veinte años en las áreas de salud y desarrollo.
Lo acuerdos firmados son: el derecho a la información sobre sexualidad, eliminación de prácticas dañinas contra las mujeres como la mutilación genital y los matrimonios forzados, la reducción de mortalidad infantil y materna, y el acceso universal a la educación y a los servicios de salud reproductiva y planificación familiar.
El texto «Compromisos y realidades de la salud reproductiva en México, una mirada a la situación nacional y a cuatro estados» indica que antes de 1994 en el país no existía ningún tipo de acción para atender la salud sexual y reproductiva de mujeres adolescentes e indígenas.
Sin embargo y pese a la situación de alarma, actualmente las mujeres indígenas corren tres veces más riesgos de morir durante el embarazo y el parto que el resto de las mujeres mexicanas, según la Secretaría de Salud.
Y de los 10 millones de mujeres indígenas, sólo el 10 por ciento utiliza algún método anticonceptivo, porque no tiene acceso a ellos.
07/GCJ/GG