Inicio Se hará justicia, prometió Calderón a Lydia Cacho y ahora no la recibe

Se hará justicia, prometió Calderón a Lydia Cacho y ahora no la recibe

Por Catalina Gayà Morlà *

Cuando Lydia Cacho llegó a Barcelona para recoger el premio a la Libertad de Expresión que otorga la Casa Amèrica Catalunya y recién había ido a recoger, en Mozambique, el premio Mundial a la Libertad de Prensa UNESCO-Guillermo Cano 2008, la periodista española Catalina Gayà Morlà la entrevistó.

El texto de la plática que duró 35 minutos, fue publicado en Revista-Blog Mundo Abierto y aquí la reproducimos:

Por los mensajes de los lectores y por las entrevistas que Lydia concedió a otros medios, se puede decir que todo el mundo se quedó perplejo ante lo que explicaba Lydia Cacho, tanto por los casos de pederastia como por toda la corrupción política.

No había capacidad para entender a ese México corrupto en el que cada día son asesinadas cuatro mujeres y en el que las redes criminales no se diferencian del poder político. Insisto, en el exterior, o como mínimo en España, México aparece como un lugar maravilloso para ir de vacaciones o un país hermano que acogió a los exiliados.

– Cuando Emma (una de las víctimas de pederastia) la contactó, ¿pensó que se trataba de una red tan peligrosa?, pregunto a Lydia Cacho.

– No, de ninguna manera. Cuando hago trabajo, como cuando entrevisto a una víctima, nunca hago proyecciones de futuro. Intuí que esta historia era peligrosa, pero no sabía qué tanto lo era para ella o para mí. Cuando me di cuenta de que estaba metida hasta el cuello y que había un compromiso personal ineludible por mi compromiso ético, fue cuando decidí publicar Los demonios del Edén.

– ¿De dónde saca la fuerza para enfrentarse a un secuestro, dos atentados, amenazas de muerte y a toda la corrupción que rodea el caso?

– De mi personalidad, desde niña he sido una mujer de convicciones, en realidad podría decir que soy muy terca. Cuando creo que algo debe hacerse, lo hago. Entonces a veces me equivoco y otras, no. En este caso estoy segura de que no me equivoqué.

– ¿A qué se enfrenta?

– Mi caso es una buena radiografía de las disfunciones de mi país. Yo soy una periodista y al mismo tiempo una activista feminista que trabaja en una casa de acogida, escribo un libro sobre abuso sexual infantil y redes de pornografía infantil en México y, a raíz de haber escrito este libro, los personajes que aparecen en él y que son los que manejan la red se coluden con un Gobernador y con políticos más poderosos para encarcelarme y torturarme con la finalidad de que yo me retracte del contenido de mi libro y la historia se quede aplastada como millones de historias importantes en México.

«Lo que pasó fue que yo salí con más fuerza de la cárcel y el caso acabó llegando a la Suprema Corte de Justicia de México, en buena medida por solidaridad de los movimientos sociales en diferentes lugares en el mundo y porque la Cámara de Diputados reaccionó ante unas llamadas escandalosas que se publicaron y evidenciaron cómo se coludieron el Gobernador y este mafioso, y cómo éste dio órdenes a otra persona para que yo fuera torturada y violada en la cárcel».

– Y México perdió una gran oportunidad para hacer Justicia.

– Mire, el caso llega a la Suprema Corte y un puñado de siete abogados logran cabildear para que seis ministros, entre ellos las dos únicas mujeres, se retracten y se vayan del lado de la protección del Gobernador. Perdemos el caso, seis ministros contra cuatro, y queda para la historia de México cómo pudieron haber sentado el primer caso de pornografía infantil y de turismo sexual y de trata de menores de edad con todas las pruebas para poder juzgar un Gobernador, pero eligen fortalecer sus redes políticas para liberar a un Gobernador corrupto.

– ¿Cómo se sobrepuso?

– La verdad es que cuesta mucho trabajo poder explicarlo. El 27 de noviembre estaba con un grupo de amigos y amigas en la Feria del Libro de Guadalajara. A las ocho sonó el móvil y era una de las niñas abusadas por Succar que había estado siguiendo el caso por la tele. Me llamó y me quebré. Me decía: ‘Es que los jueces dijeron que lo que nos pasó no es cierto. Yo ya no quiero vivir’. Me parece soberbio decir que yo tenía la respuesta, lo único que se me ocurrió decirle fue que algo que me dijo mi madre: ‘Te quitaron ya mucho, no tejes que te arrebaten tu derecho de estar viva’.

– México supo que nada había cambiado.

– Hay una moraleja de todo esto. Son los casos de violación de los derechos humanos, de silenciamiento de libertad de expresión, los que nos muestran cómo funcionan las redes de poder político vinculadas con el poder criminal en México. En ese sentido, mi caso es ejemplar para decir en la medida que estos grupos de poder, que en realidad son un puñado de hombres cuyos nombres conocemos todos, sigan en el poder manejando el país muy poco se podrá hacer. Tú puedes cambiar leyes, crear refugios para mujeres y niñas, pero al final si no sale esta gente del poder público no hay mucho que hacer en México.

LA LEY Y LA VIDA SIN VIOLENCIA

– ¿Qué pasará con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia?

– En Quintana Roo, logramos que pasara, ahora estamos en la batalla de que se le asigne presupuesto y reglamento. Lo que nos diferencia de España, en la medida que tengamos una ley muy parecida, es que el sistema en España funciona. En México, la maquinaria funciona para favorecer a un pequeño grupo de unos 300 poderosos que controlan el país.

– El periódico La Jornada publicó que hay una orden de aprehensión contra Kamel Nacif.

– Mire, la Procuraduría General de la República necesita deshacerse de mi caso. El Tribunal, en Cancún, estaba revisando 21 tomos simplemente para arrestar a los dos policías que me torturaron. En los 21 tomos no aparece nada contra Kamel Nacif, ni contra el Gobernador. Se demostró que había 40 servidores públicos implicados en la planeación de mi tortura y encarcelamiento. Nadie aparece en los 21 tomos. Desde enero del 2007, estaba todo listo para encarcelar a la juez, a la Procuradora, a Kamel Nacif y a los judiciales que me torturaron, pero lo que hizo la Fiscalía de Periodistas fue desarticular toda esa consignación de delitos federales y desarticularla de tal manera que se convirtieran en simples delitos del fuero común, eso significa delitos menores.

«Con lo que hay ahora en el juzgado de Quintana Roo, sería por delitos tan menores que no pasaría nada más que entretenerme en un juicio de dos años contra los judiciales que me torturaron, que me amenazaron de muerte durante el año pasado y antepasado. Es una burla».

– ¿Por qué?

– La PGR hizo esto porque yo había anunciado que me iría a los tribunales internacionales. Así yo no me lo puedo llevar a los tribunales internacionales.

– ¿No le da miedo?

– He aprendido, no por valiente si no por mi altísimo sentido de supervivencia, a conocer el miedo de tal manera que ya no asusta. Después de dos años y medio de terapia, he podio procesar el dolor de la tortura y las implicaciones que tiene el hecho de saber que hay dos hombres que tienen un sentido de venganza contra mí. Ya no tengo pesadillas de que lleguen a mi casa. Sé que están ahí, no lo niego, y sé que mi cabeza tiene un precio. La única manera que he encontrado para seguir viviendo y gozando de la vida, sabiendo que en cualquier momento me pueden matar, es justamente disfrutando de la vida y no pensar mucho en ello.
Todos nos vamos a morir; la diferencia es que yo sé quién quiere deshacerse de mí y que puede ser mañana o nunca.

– ¿No contempla la posibilidad de exiliarse?

– La verdad es que yo no me lo imagino. Me lo dices y algo se me mueve en la barriga. Ya me han arrebatado muchas cosas, mi libertad, me hicieron conocer el miedo que nunca imaginé conocer y no quiero que me arrebaten el derecho a vivir en mi país. Que se vayan los malos.

LOS PREMIOS Y LA SEGURIDAD

– ¿Son los premios una forma de blindarla?

– Yo creo que los premios no nos salvan de la muerte, no son un escudo. Le suben mucho el precio de la cabeza. Se convierte en un mayor peligro porque quedan evidenciados. Ana Politkowskaya ganó una serie de premios, además ha sido muy fuerte porque yo voy detrás de ella, un premio que me dan y todo el mundo me dice se lo dimos a Ana, y a ella la mataron. Los premios me permiten poner los temas sobre la mesa y eso es finalmente la tarea que a mí me interesa.

FIRMA FANTASMA

– ¿Se siente utilizada por el presidente Felipe Calderón?

– No me siento utilizada porque nunca tuve esperanza con ningún político. El que perdió más fue Calderón. La tarjeta roja que Felipe Calderón sacó a Mario Marín le fue muy útil para poder negociar mi caso. Abrió su acto de campaña y ahí Felipe Calderón me dijo: ‘Es una infamia lo que te hicieron, te doy mi palabra de que se hará justicia. Si no te cumplo, cuando sea presidente, vas y me devuelves mi palabra’. Ya hice mi cita para regresarle su palabra, pero no me recibe. Él se fue caminando y todos firmaron [el documento de apoyo] pero él fingió que firmaba. No está la firma.

– ¿Cree que esto le puede pasar factura a Calderón?

– Felipe Calderón podría haber hecho cosas muy importantes contra el abuso infantil y el turismo sexual. Podía haber dejado que funcionara adecuadamente el aparato de justicia y el sistema. Si él hubiera hecho esto, el gobernador Mario Marín estaría entrando a un juicio político.

– ¿Cómo pueden los mexicanos permitir tanta corrupción?

– Se consigue con el control de los medios. El 90 por ciento de los mexicanos se enteran de lo que parece que sucede en su país a través de Televisa y TV Azteca y estos tienen acuerdos directos con el PRI y con el Gobierno de Calderón. Cuentan una historia sesgada de lo que sucede en México y el 90 por ciento de los mexicanos creen que viven en un país que no existe. En ese contexto hay una esquizofrenia brutal: la historia falsa creada por el aparato de Estado y lo que viven en la vida cotidiana.

– ¿Cree que cada vez está peor?

– Ahora se está judicializando el activismo social. Se ha acusado a una activista de Chihuahua, una mujer que ha defendido por años los derechos de mujeres, con el narcotráfico. Esto es una muestra de lo que nos espera en México con la derecha gobernante. La derecha judicializa el activismo social.

– ¿Cómo definiría a la sociedad mexicana?

– La sociedad mexicana es como una mujer maltratada y estos 300 hombres que controlan México son el maltratador. Entonces, quien tiene el poder es el maltratador.

* Periodista española, profesora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha ganado, entre otros reconocimientos, el Premio Boehringer Ingelheim al periodismo en Medicina. La entrevista con Lydia Cacho fue publicada en Revista-Blog Mundo Abierto.

08/CGM/GG

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