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Se incrementa la desigualdad en el orbe

Por María de la Luz González

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) aseguró que, pese a los altos niveles de gasto público social en América Latina, los beneficios no están llegando a los más pobres y que, de hecho, grandes segmentos de la población de menores ingresos siguen siendo excluidos de muchas áreas de bienestar público.

El organismo presentó su Informe sobre la Situación Social en el Mundo 2005: El dilema de la desigualdad, en el que advierte que, de no rectificarse la desigualdad imperante en el mundo y reivindicar la visión amplia del desarrollo social, se perpetuará el «marasmo de la desigualdad» y se frustrarán los esfuerzos para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

En el documento, difundido este jueves, el organismo alerta sobre la persistente y cada vez más profunda desigualdad en todo el mundo, y sostiene que aun cuando en algunas regiones se ha experimentado un crecimiento sin precedentes y una mejora en los niveles de vida en los últimos años, la pobreza sigue arraigada y gran parte del mundo está atrapado en el marasmo de la desigualdad.

La ONU insiste en el abismo existente entre las economías estructuradas y las no estructuradas; la distancia cada vez mayor que existe entre los trabajadores calificados y no calificados; la creciente disparidad en la salud, la educación y las oportunidades de participación social, económica y política.

En América Latina y el Caribe, el informe concluye que el resultado acumulativo de las reformas estructurales de los últimos 20 años en la región ha sido un aumento en la desigualdad, pese a que las reformas políticas aplicadas en ese periodo se diseñaron con la expectativa de que tasas mayores de crecimiento serían suficientes para generar beneficios sociales.

Por el contrario, asegura, han tenido consecuencias negativas de largo plazo. Argentina y Venezuela están entre los países con un aumento más rápido en la desigualdad durante los años noventa. También se han incrementado las desigualdades en el acceso a recursos y oportunidades, y el desempleo creció de 6.9 por ciento en 1993 a 9 por ciento en 2002.

El documento destaca como un rasgo particular de la desigualdad al interior de cada país la brecha entre el ingreso de hogares pobres y ricos: durante los noventa, el 10 por ciento de los hogares más ricos acumulaba entre 30 y 45 por ciento del total de ingresos; en contraste, el 40 por ciento más pobre recibía sólo entre nueve y 15 por ciento.

Explica que también han aumentado las desigualdades entre los países y precisa que el ingreso por habitante en la región ha caído de manera sostenida, en comparación con el ingreso promedio por habitante en los países ricos que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

El análisis de la ONU afirma que el desempleo es todavía elevado en muchos contextos; particularmente entre los jóvenes, quienes tienen dos o tres veces más probabilidades que los adultos de estar desempleados y hoy constituyen hasta 47 por ciento de los 186 millones de personas sin empleo en todo el mundo.

Además, resalta, millones de personas trabajan, pero siguen siendo pobres: cerca de la cuarta parte de los trabajadores del mundo no gana lo suficiente para sacar a sus familias y a sí mismos más allá de un umbral de pobreza de un dólar diario, y una gran mayoría de los pobres que laboran son trabajadores no agrícolas del sector no estructurado.

Señala que, pese a los progresos logrados en algunos contextos, la desigualdad en materia de salud y educación se ha ampliado, sobre todo dentro de los países. El Africa subsahariana y partes de Asia están en la peor de las situaciones. También se han ampliado extraordinariamente las desigualdades en la esperanza de vida, así como en el acceso a la inmunización la atención materno-infantil, la nutrición y la educación.

El informe aborda también el tema de la violencia que, asegura, suele tener sus raíces en la desigualdad, y advirtió sobre el peligro para la paz y la seguridad que representa -en los ámbitos nacionales e internacional- dejar que se profundice la desigualdad económica y política.

Los pueblos indígenas, las personas con capacidades diferentes, los ancianos y los jóvenes, en lo que respecta a los procesos de adopción de decisiones que afectan su bienestar, son grupos tradicionalmente discriminados a lo largo de la historia; todavía se suele denegar sus derechos humanos básicos y excluirlos del proceso político.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, consideró que el informe puede ayudar a orientar medidas decisivas para construir un mundo más seguro y próspero. «Un elemento esencial en esta búsqueda es salir del marasmo de la desigualdad», dijo.

Hacer hincapié en el crecimiento y la generación de ingresos no capta ni aborda suficientemente el traspaso de la pobreza de una generación a otra; más bien, puede llevar a la acumulación de riqueza por unos pocos y a sumir en una mayor pobreza a la mayoría, señala el informe.

«A decir verdad, pese al considerable crecimiento económico de muchas regiones, el mundo es más desigual que hace 10 años», concluye.

05/LG/YT

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