Inicio Seguimos en la lucha por el empleo que nos arrebataron a la mala

Seguimos en la lucha por el empleo que nos arrebataron a la mala

Por Guadalupe Cruz Jaimes

A más de 100 años de la lucha que dieron las trabajadoras de la industria textil en Nueva York para conseguir mejoras laborales, motivo por el que se conmemora el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, actualmente las trabajadoras en México siguen sufriendo iguales violaciones a sus garantías como son: el derecho a la huelga, y al trabajo digno.

Así lo señalaron mujeres representantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y de las secciones 65, 17 y 201 del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM), durante el foro Trabajadoras en resistencia, convocado ayer por el Partido Obrero Socialista (POS).

De acuerdo con Carmen Vargas, trabajadora de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), del área de contraloría, la política del gobierno federal, encabezado por Felipe Calderón Hinojosa, va en contra de los derechos de las y los trabajadores del país.

Muestra de ello, dijo, es el decreto presidencial de extinción de LyFC, que emitió Calderón Hinojosa, el pasado 11 de octubre, con el cual dejó sin empleo a cerca de 4 mil mujeres y 40 mil hombres electricistas, de los que 18 mil continúan en resistencia a fin de que se les devuelva su fuente de trabajo.

«Vamos con la frente en alto, luchando por el empleo que este gobierno nos arrebató a la mala», manifestó Carmen, quien desde el cierre de la empresa colabora en el comedor del SME, donde diariamente trabajadoras de LyFC preparan alimentos para alrededor de 600 personas.

La «Smeita» refirió que con el apoyo económico y en especie de organizaciones sindicales y campesinas han logrado mantenerse en resistencia, la cual, puntualizó, no es sólo por las y los electricistas sino «para que el pueblo no aguante más bajezas».

Al igual que el SME, la resistencia de los mineros de las secciones 65 en Cananea, Sonora, 17 en Taxco, Guerrero, y 201 en Sombrerete, Zacatecas, tras dos años y siete meses de huelga, se debe a la certeza de que «nuestra lucha es justa, esta huelga es legal».

Cabe recordar que más de mil mineros de estas secciones permanecen en huelga desde el 30 de julio de 2007, fecha en que izaron las banderas rojinegras en sus centros de trabajo para exigirle a Grupo México, empresa concesionaria de las minas, la mejora de las condiciones de seguridad e higiene y una revisión contractual.

«Hemos resistido porque peleamos por la seguridad e higiene en las minas, para que no ocurra otro Pasta de Conchos, para que no se mueran nuestros maridos por salir a trabajar», expresó Ana Sánchez, esposa de un minero de la sección 17 del SNTMMSRM.

Ana es vicepresidenta del Frente nacional de mujeres en lucha por la dignidad de los trabajadores de México, formada por las esposas de mineros de las tres secciones en huelga, el pasado 2 de febrero.

La guerrerense manifestó que con el movimiento de resistencia «las esposas de los mineros, de un momento a otro, pasamos de ser amas de casa a estar físicamente en esta lucha».

Mientras que en sus hogares continúan con la tareas de «estirar» los recursos con los que el Sindicato Minero apoya a las familias en huelga. Su resistencia también es visible en las calles de su comunidad, donde difunden información y se unen a las movilizaciones.

La denuncia de las violaciones a los derechos laborales, cometidas por el gobierno federal en contubernio con Grupo México, como el fallo que el pasado 11 de febrero dictó el Segundo Tribunal Colegiado en materia laboral que da por terminada la relación de trabajo entre la empresa Minera México y los más de mil mineros de Cananea, han sido escuchadas a lo largo del país e incluso en el extranjero, en voz de las sonorenses, mencionó Rosa Guayante, esposa de un minero de la sección 65.

Guayante, presidenta del Frente nacional de mujeres en lucha por la dignidad de los trabajadores de México, lamentó que «este gobierno antisindicalista» desconozca el derecho a la huelga y al trabajo.

Sin embargo, pese a la adversidad, dijo, «yo le digo a mi esposo que él no se va a liquidar» porque la lucha es por un contrato colectivo de trabajo «digno», por el cual pelearon sus padres, abuelos, y «ahora nos toca defenderlo, porque es la única herencia que les podemos dejar a nuestros hijos».

10/GCJ/LR/LGL

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