Inicio Ser mujer, pobre, con SIDA… y en Chiapas

Ser mujer, pobre, con SIDA… y en Chiapas

Por Sandra de los Santos Chandomí

Ella dice que tiene 38 años de edad, pero su aspecto da la impresión que cuenta con varios más. Y es que la pobreza y el VIH/SIDA han dejado estragos en su cuerpo.

En un cuarto que apenas cuenta con una cama y una estufa de parrilla, ubicado en uno de los barrios más pobres de la colonia el Refugio del municipio de Chiapa de Corzo, la señora Juanita (nombre ficticio) narra su historia:

«Creo que fue hace como cinco años que me contagié por medio del padre de mi último hijo, yo no sabía nada, hace un año me empezaron los problemas y hasta hace dos meses me dijeron que sí tenia el VIH».

El médico que la atendió en el hospital regional de Tuxtla Gutiérrez, capital de este estado de Chiapas, le dijo que su enfermedad ya no tenía remedio y la mandó a su casa, sin proporcionarle ningún tipo de medicamento.

Juanita no es la única infectada. Al parecer su hijo de cinco años de edad también, pero esto no se ha podido comprobar porque las trabajadoras sociales del Instituto de Desarrollo Humano (IDH) del municipio de Chiapa de Corzo no han acudido al domicilio de la familia, para llevar al menor a hacerse el segundo examen.

Las trabajadoras sociales del IDH de Chiapa de Corzo realizaron pruebas de sangre a las hijas de una vecina de doña Juanita, quien la ha apoyado durante su enfermedad, pero sin el consentimiento de su madre, fomentando así el mito de que el VIH se puede contagiar por el simple contacto con una persona infectada.

«Nos han quedado mal dos veces –las trabajadoras del IDH–, dicen que van a pasar para llevarse al niño a hacerse su segunda prueba y no vienen; él también tiene diarrea y se me ha puesto malo, se tiene que cuidar solo porque ya no lo puedo ver», dice Juanita.

El niño, lejos de quejarse cuida a su madre, si bien no sabe a ciencia cierta qué es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), que provoca el Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), porque nadie se lo ha explicado. Pero entiende que su madre esta enferma y que él padece de lo mismo.

Una médica de la coordinación estatal de VIH –que carece del equipo necesario para hacer un chequeo– revisó hoy al niño y dijo que éste presenta un cuadro de desnutrición bastante fuerte, pero esto no sólo puede deberse al VIH, sino a sus condiciones de vida.

Juanita tiene otro hijo, de 13 años, quien se fue de su casa. «Se avergüenza de mí», comentó la señora; «yo no sabía qué tenía y él se fue porque la gente le dijo que era SIDA, yo no sabía si era cierto y él no se esperó a que me lo confirmaran y se fue, ahora yo lo quiero ver porque ya me siento muy mal».

Según los vecinos de la colonia El Refugio, el hijo de Juanita se encontraba hasta hace un mes limpiando parabrisas en la capital de la ciudad, pero después de tener una riña con otro de los niños en situación de calle, se fue a Tapachula y hasta ahora desconocen su paradero.

Los vecinos de Juanita han tomado actitudes radicales con la familia: unos le han dejado de hablar y otros más la han apoyado durante este último año. «Sólo tengo una tía y ella me ve, también algunos vecinos me traen comida y me ven al niño, pero otros creen que aquí esta contaminado y ni quieren pasar por acá».

Mientras platicamos con doña Juanita dos jóvenes vecinas suyas llegaron a verla y apoyarla con la comida del día. «Nosotras nos turnamos, venimos diario, a veces nos toca a nosotras y a veces a otra de las vecinas, pero tratamos de no dejarla sola ni a ella ni al niño», comenta una de ellas.

A pesar que la mayoría de las familias que habitan esa colonia no tienen recursos económicos, algunas vecinas de ahí se organizan para apoyar a doña Juanita y a su hijo con su comida diaria, y es que ella tuvo que dejar de trabajar por su situación.

Inclusive, una de sus vecinas, quien tuvo cáncer de mamas y desde que se enteró decidió dar pláticas de salud a las mujeres de la colonia, consiguió por medio de un patronato canalizar a Juanita y a su hijo a un albergue del Distrito Federal, pero para ingresar le piden un análisis clínico.

A diferencia de ayer, hoy Juanita y su hijo tienen una esperanza. Gracias a las organizaciones civiles MexFam y Cifam será canalizada al hospital regional, pero ahora con la seguridad de ser atendida. Ahí les harán el análisis clínico que necesita para que si se amerita sean trasladados al albergue del Distrito Federal.

2003/SSC/RGR

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