A la luz del tema La Familia Natural y el Futuro de las Naciones, Crecimiento, Desarrollo y Libertad, la ultraderecha mundial se reúne desde el 29 hasta el 31 de marzo en el Congreso Mundial de Familias aquí, en el Distrito Federal.
El diagnóstico del que parte el Congreso Mundial de las Familias es el de que «en un mundo cuyas sociedades aspiran a desarrollarse adquiriendo las competencias necesarias para la generación de riqueza, y se esfuerzan por librarse del flagelo de males sociales, la familia natural se presenta como una luminosa esperanza.»
«No hay mejor espacio para humanizar al hombre que una familia unida, y no hay mejor aliado que ésta para desarrollar el capital social y humano de una nación. Es conveniente y necesario apostar por la familia.»
El congreso se plantea como un espacio intercultural e interreligioso de encuentro, reflexión, diálogo y propuesta, para tender puentes y construir en común un mundo apropiado para la familia. Y el punto de arranque de los trabajos prevé un mensaje a los líderes del mundo que emitirá, desde México, el Cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia.
De acuerdo a la página oficial del pontificado Zenit: «Desde la primera conferencia, a cargo del filósofo mexicano Rodrigo Guerra López (¿Familia o Familias?), el Tercer Congreso Mundial de Familias buscará generar una plataforma común defensa de la familia natural, una institución que, en numerosas ocasiones, el Papa Juan Pablo II ha calificado como un tesoro de la sociedad.
Se tiene previsto, en uno de los momentos del encuentro, una mesa redonda sobre Familia, Cultura y Globalización con líderes de diversas religiones, entre los cuales participa el Cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.
Cabe aclarar que en el Congreso Mundial de Familias participarán más de 300 organizaciones y dos mil 500 líderes de 70 nacionalidades. Esta reunión da inicio al diálogo intercultural mundial que se celebrará durante el 2004, seguido de eventos menores en Manila y Bruselas, y que terminará con una reunión intergubernamental en Doha, Qatar.
Todo esto a 10 años de que nuestro país signó la Plataforma de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD) en El Cairo, Egipto.
En aquella oportunidad, 186 países –incluído México–se comprometieron no sólo a respetar los derechos sexuales y reproductivos de la población, especialmente la femenina, sino a implementar programas de apoyo a las familias en su pluralidad de formas.
El reconocimiento de la diversidad familiar –a partir de las muchas circunstancias que la originan—se convirtió en uno de los ejes de la discusión.
Así se lee en el capítulo V de los acuerdos alcanzados en El Cairo: «la familia es la unidad básica de la sociedad y… tiene derecho a recibir protección y apoyos amplios.»
«El proceso de rápido cambio demográfico y socioeconómico que se ha producido en todo el mundo ha influído en las modalidades de formación de las familias y en la vida familiar, provocando importantes cambios en la composición y la estructura de las familias». Indica el mismo documento.
Así, a 10 años de El Cairo, en México las endebles políticas públicas existentes (más las que quedan en la congeladora tal como la Ley de Sociedad de Convivencia) orientadas en el sentido del respeto y apoyo a la pluralidad de formas que están asumiendo las familias, se encuentran en riesgo de ser enterradas por el gobierno federal.
04/BJ/SM
