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Sí a la educación sexual

Por Lucero Saldaña

Aprobada por el Senado de la República la iniciativa para que se imparta una educación sexual integral, objetiva, orientadora, científica, gradual y formativa desde el primer grado escolar obligatorio, pasó a la Cámara de Diputados para su análisis y aprobación, dada la necesidad de que la educación en nuestro país tenga un fundamento acorde a los tiempos que vivimos.

Y es que desde 1972, con la reforma educativa el tema se tomó en cuenta como parte del sistema educativo mexicano, 20 años después, en 1992, a través del programa de modernización se contempló la incorporación de elementos cognoscitivos y afectivos de la sexualidad en determinados libros de texto.

En 1998 la educación sexual se integra a los programas de estudio a partir del quinto año de primaria, pero ahora la propuesta establece que siendo la sexualidad parte de la vida humana y no una manifestación que aparece espontáneamente durante la adolescencia, se debe impartir a lo largo de las diversas etapas escolares con modalidades de intervención que satisfaga las necesidades de información y orientación sistemática y progresiva.

Para ello, es primordial la capacitación de las y los docentes, por lo que se hace necesario un profesionalismo en la materia y asumir una posición de revisión crítica permanente de los prejuicios, mitos y estereotipos sociales con relación a la sexualidad que nos permita ubicarnos con una visión clara, seria e integral; pero también, de respeto y tolerancia a las vivencias y decisiones sobre la sexualidad, la salud sexual y la salud reproductiva.

El abordaje tradicional sobre la sexualidad ha estado relacionado con la genitalidad y lo reproductivo, asumiendo perspectivas que incorporan básicamente la prevención de los embarazos, las enfermedades de transmisión sexual y el VIH/Sida, siendo usual encontrar una escisión entre genitalidad y la afectividad.

Estos abordajes, por lo general pierden de vista otros elementos que para los niños y las niñas, adolescentes y jóvenes son de vital importancia: sus temores, presiones sociales, sus vivencias y experiencias cotidianas los condicionantes sociales y subjetivos ligados al género, las herencias histórico- culturales o sus necesidades afectivas.

Un estudio realizado por el Instituto Mexicano de Sexología entre 15 mil madres y padres de familia revela que el 95 % de ellos dijo estar de acuerdo con la educación sobre la sexualidad en la escuela, además aceptaron que fuera impartida por profesionales en un 98%.

Es decir, que tanto padres como madres de familia en nuestro país sí desean una educación sobre la sexualidad de manera formal para sus hijos e hijas. Por otra parte, de acuerdo al Estado Mundial de la Población de Naciones Unidas, en 2003, se señala que los jóvenes tienden a absorber de manera aleatoria conocimientos provenientes de los amigos, otros jóvenes, la familia, la escuela, la televisión, las películas y la Internet el resultado es una ignorancia generalizada, información parcial, mitos y creencias erróneas.

La mejor solución tal como lo apunta este documento, es impartir educación sexual en la escuela. Los programas varían mucho en cuanto a su calidad, pero los estudios en diferentes países han demostrado repetidamente que una información de buena calidad comunicada en el momento correcto y a la edad apropiada, alienta el comportamiento responsable y tiende a aplazar el comienzo de las relaciones sexuales.

Avocarnos al desarrollo biosocisocial del ser humano es poner énfasis en una de las expresiones de la condición humana, la sexualidad. Su incorporación en las escuelas debe tener características importantes para que la información esté disponible y sea fidedigna, apropiada para la edad y su nivel de desarrollo.

Sin duda esto podrá incidir en problemáticas sociales como el embarazo en adolescentes, la paternidad anticipada, el abuso y la explotación sexual infantil, la deserción escolar, la violencia en el noviazgo, los abortos provocados, la mortalidad materna, e incluso, el respeto a la integridad de la persona. El conocimiento sobre el tema es un derecho de los niños, niñas y adolescentes. [email protected]

*Legisladora mexicana

06/LS/LR

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