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Sindicato 19 de Septiembre gana contrato en Vaqueros Navarra

Por Hypatia Velasco/enviada

A pesar de las amenazas de despido, del hostigamiento y el aumento de cuotas de producción que impuso el patrón y sus colaboradores, las y los trabajadores de la empresa maquiladora Vaqueros Navarra, en Puebla, México, lograron la mayoría de votos para definir que el Sindicato 19 de Septiembre sea el titular del contrato colectivo de trabajo.

En el recuento, ordenado por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje y realizado el pasado 23 de noviembre en las instalaciones de la maquiladora, las y los trabajadores prefirieron ser representados por el Sindicato 19 de Septiembre y no por la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), informó el Frente Auténtico del Trabajo.

Estuvieron presentes, además de los sindicatos en disputa, observadores internacionales que atestiguaron la votación, en la que participaron todas y todos los trabajadores.

Al respecto, Alejandra Martínez, secretaria general del Sindicato 19 de Septiembre dijo que el resultado avalado por las autoridades estatales, los representantes sindicales y los observadores internacionales, permite tener la seguridad de que las autoridades respetarán su voto y harán valer su voluntad de tener una organización independiente y democrática.

Asimismo Martínez aseguró que el resultado de las votaciones debe verse reflejado en un ambiente de trabajo sano y sin las presiones laborales de los últimos meses, así como en los estándares de productividad y la calidad de trabajo de las y los empleados, señala el comunicado.

Finalmente, para concluir con este proceso sólo falta que la Junta Local de Conciliación y Arbitraje emita el laudo correspondiente, lo que se espera ocurra en breve tiempo.

EL ORIGEN

La solicitud de recuento, originada por la inconformidad de las y los trabajadores a ser representados por un sindicato «fantasma» de la CROC, dio origen a que dentro de la maquiladora se hostigara a las y los empleados, de tal forma que no optaran por cambiar su representación, que ellos no habían decidido.

Aumentaron las tareas y los montos de producción, denunciaron en su momento a Cimacnoticias. Por ejemplo, a una trabajadora le exigieron aumentar su producción de mil piezas, a 4 mil piezas diarias.

Las mujeres, dijo la trabajadora, fueron mayormente intimidadas por José Luis Balanza, gerente general de la empresa y quien las presionó laboralmente.

La gente de la CROC dentro de la empresa las obligó, sobre todo a las mujeres, a firmar hojas en blanco, bajo la amenaza del despido sin liquidación.

«Hay muchas madres solteras, hay mujeres cuyas familias son grandes y dependen del trabajo de ellas. Así amenazan, incluso verbalmente, tomando a mujeres que son inofensivas y temen perder su fuente de trabajo», denunció la trabajadora.

Otra de las trabajadoras manifestó que Balanza prometía un aumento de sueldo a quienes votaran por la CROC, lo que ha generó que muchas de estas empleadas y empleados aceptaran adherirse a dicho sindicato.

Decía Balanza que contaba con una lista de las y los afiliados al 19 de Septiembre y aseguraba que los que estaban dentro de dicha lista serán los próximos despedidos.

Incluso, el dueño de la empresa, Alfonso Fernández, manifestó que, aunque eran libres de votar por quien quisieran, si ganaba el 19 de Septiembre la empresa cerraría.

Al principio, dijo la trabajadora, la gente de la CROC se burlaba de las personas que estaban despidiendo y decían que si ganaban la titularidad del contrato colectivo, «ellos iban a decidir quién se quedaba y quién no».

Y recuerda que después de que asistieron a la Junta Especial de Conciliación y Arbitraje de Puebla a protestar por los despidos masivos, éstos se detuvieron. No obstante, el miedo de despidos continuaba.

A otra de las trabajadoras afiliadas al 19 de Septiembre que participó en la marcha que realizaron el pasado 18 de octubre, le modificaron su horario de trabajo. «Me dio dos opciones: o me saca la tarea o me da las gracias, me dijo. Me presionaba para sacar las tareas, a veces ni siquiera comemos».

Asimismo, fue amenazada por Martín Urrutia, representante de Recursos Humanos, quien le aseguró que la «baja producción» que ella estaba realizando diariamente era suficiente razón para interponer contra ella una demanda en la Junta de Conciliación y Arbitraje.

Pero Balanza se negó a demandarla por temor a que la trabajadora denunciara las condiciones en las que se encontraba dentro de la empresa.

MUJERES Y CONDICIONES LABORALES

Las duras condiciones de trabajo en la empresa orillaron a las y los empleados, en su mayoría jóvenes y/o madres solteras, a buscar una opción sindical.

Noemí, quien laboró 9 años en Vaqueros Navarra, señaló a esta agencia que la empresa obligaba a las trabajadoras a coser entre mil 500 y 30 mil prendas diarias en ocho horas, para lo cual eran hostigadas. Si no se cumplía la meta, debían permanecer más tiempo sin que se pagaran las horas extras.

El salario que da la empresa es de aproximadamente 690 pesos a la semana. Pero los pagos de utilidades, dice Noemí, «son míseros» pues estos varían entre los 30, 60, 80 y 90 pesos, a pesar de que la empresa trabaja para transnacionales.

Además, el patrón no les respetaba sus derechos de maternidad y aunque contaban con un Seguro Social, en casos de accidente, la empresa pagaba un médico particular para que «no nos extendieran la incapacidad», es decir, «teníamos seguro pero no teníamos derecho a él».

Había insultos y humillaciones por parte de los superiores y agresiones verbales, siempre fuimos intimidadas y maltratadas verbalmente, dijo por su parte Aurelia Ramos.

Cuando llegaban las auditorias por parte de las transnacionales, que se realizaban cada 6 meses, las y los trabajadores eran instruidos sobre las cosas que debían decir a los auditores, si alguna o alguno denunciaba cómo era tratado dentro de la empresa, ésta los intimidaba diciéndole que ya no habría más trabajo, explicó.

Asimismo, los accidentes laborales no eran atendidos. Francisco Javier Vaca Rodríguez era el encargado de seguridad e higiene dentro de la planta y pedía a las y los trabajadores que no mencionaran los accidentes ocurridos dentro de la planta y que se abstuvieran de asistir al Seguro.

Los bebederos de agua, recuerda, «tenían hasta pelos de rata y pelusa, mientras los jefes de línea tomaban agua embotellada».

Asimismo, los jefes de líneas intimidaban a las trabajadoras e incluso las hostigaba sexualmente pero por temor no denunciaban y quien tuvo el valor, fue despedida, señala Aurelia.

Estas situaciones, lamenta, siempre fueron pasadas por alto por la autoridad y por el sindicato de la CROC, por eso buscaron la representación de otro sindicato.

Ahora, ganado el recuento, falta esperar si el dueño de la empresa cumple su amenaza de cerrar la maquiladora o si las y los trabajadores tendrán un empleo donde se respeten sus derechos laborales, como su derecho de maternidad.

07/HV/GG

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