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Sobre la paridad efectiva. Reflexiones con Marta Lamas

Por Inés Castro Apreza*
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Marta Lamas fue invitada a Chiapas el pasado 25 de mayo para conmemorar el 90 aniversario del natalicio de Rosario Castellanos, la gran poetisa mexicana.
 
En un auditorio de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), repleto de mujeres y hombres de todas las edades y todas las profesiones, Marta recuperó la imagen de Rosario Feminista, como tituló su brillante conferencia.
 
Un grupo de mujeres integrantes de la Red Chiapas por la Paridad Efectiva nos reunimos con Marta Lamas previamente a su conferencia con el objetivo de compartirle la historia reciente de la creación de este grupo plural formado por legisladoras, militantes de partidos políticos, académicas, integrantes de asociaciones civiles, mujeres jóvenes y de todas las edades.
 
En este artículo he tomado algunas de las ideas centrales expresadas por Marta en dicha reunión, las cuales me parecieron políticamente clarificadoras, y me he atrevido a mezclarlas con otras tantas que pueden ser propias o de la Red, de manera que pido por esto último disculpas anticipadas a quien considero una de las más extraordinarias feministas de México (y no entro por ahora al debate si el feminismo sigue siendo un término adecuado o no).
 
La primera cuestión es que las mujeres organizadas tenemos que estar en el puntal del discurso: demandar más de lo que se está dando, de lo que nos están dando.
 
En tal sentido, la paridad política ya está ganada simbólica y prácticamente, habida cuenta que es un mandato constitucional. Si buscamos hablar de paridad efectiva hay que incluir entonces tres cuestiones básicas, a saber, la paridad política, la paridad en la educación y la paridad en la familia. 
 
Prácticamente todas las mujeres, con independencia de la profesión, seguimos ocupándonos del cuidado principal de las hijas y los hijos y, en muchos casos, de las labores domésticas.
 
La clase social y la pertenencia étnica no hace sino profundizar esa condición de género, o bien atenuarla cuando se puede pagar ese servicio (casi siempre a otras mujeres).
 
Sin entrar en el debate de que no nos liberaremos individualmente sin la liberación de todas nosotras, de todas las mujeres, es un hecho que sin la paridad en la familia las mujeres no tendrán, no tendremos, las mismas oportunidades de acceso a la esfera pública, los espacios públicos, la educación profesional, las artes, la diversión, etcétera.
 
Asimismo, sin garantizar que ninguna mujer se vea obligada a abandonar sus estudios por el embarazo temprano o porque tenga que cuidar de los grupos vulnerables en la familia (niños, niñas, adultos de la tercera edad), tampoco podremos hablar de paridad efectiva.
 
En el ámbito de la política, Marta señaló que si la Red busca paridad, y paridad es cuerpo: buscamos cuerpos de hombres y cuerpos de mujeres. No tenemos que exigirle entonces a las mujeres largas trayectorias dentro o fuera de los partidos políticos para poder ser candidatas, cuando no les exigimos lo mismo a los varones. O exijámoslo en todo caso en ambos, mujeres y hombres.
 
La Red, no obstante, está buscando además de la paridad política, la transparencia en los métodos de selección de los partidos políticos de sus candidatos y candidatas como un derecho de la ciudadanía y de su militancia.
 
Este objetivo es profundamente radical habida cuenta del secretismo y el nepotismo que caracteriza la vida política en México, y podría ser un elemento fundamental de la democratización política.
 
Un objetivo inmediato de la Red, una estrategia al mismo tiempo, sería llamar masivamente al voto el próximo 19 de julio en Chiapas –jornada electoral en la que están en juego la integración del Congreso local y de los 122 ayuntamientos– porque por esta vía garantizaríamos el contrapeso en los poderes, generaríamos los necesarios contrapoderes en un momento de profundo desgaste de la política. Llamar a votar es así un objetivo radical en estos momentos.
 
Pero veamos: ¿Hasta qué punto es posible en un grupo tan plural como la Red avanzar en objetivos más allá de la paridad política? ¿Hasta qué punto podemos operar juntas el cambio social en el estado?
 
La vía primera sería ésta: reflexionar sobre una o dos líneas estratégicas centrales acordes al contexto. Hay algunas que seguramente hasta las iglesias y los partidos políticos todos podrían apoyar, como algunos esquemas de conciliación trabajo-familia, entre ellos comedores colectivos o guarderías con horarios flexibles, seguras, con condiciones materiales adecuadas y personal profesional que garantice la educación de las niñas y los niños mientras se encuentran ahí.
 
Este viernes 5 de junio, cuando se celebrará el primer encuentro estatal de la Red Chiapas por la Paridad Efectiva habrá que pensar en todo esto: ¿Cuál es la línea estratégica que va a mover realmente las cosas en Chiapas? ¿Cuál es la demanda o las demandas básicas más sentidas por las mujeres? ¿Cómo pensamos operar el cambio?
 
Habrá que pensar en objetivos radicales, sin duda alguna, que apunten a la paridad en la familia y la paridad en la educación, pero con métodos reformistas para conquistar paulatinamente escenarios más igualitarios entre mujeres y hombres.
 
*Investigadora titular del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica. Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
 
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