Inicio Sobrevivientes de la masacre de Acteal no olvidan a sus mártires

Sobrevivientes de la masacre de Acteal no olvidan a sus mártires

«Vamos a marchar para que su mentira del mal gobierno no se imponga, para que sepa el gobierno que las mujeres Abejas sobrevivientes de la masacre de Acteal no olvidan a sus mártires» dijo Maria Vázquez, quien perdió a 9 familiares en el genocidio del 22 de diciembre de 1997 por paramilitares, quienes buena parte de ellos, gozan de libertad.

«Llegué a Acteal antes de que las mujeres tuvieran una reunión para afinar los últimos detalles de la marcha de hoy 8 de marzo, evento que es tan significativo para ellas, porque representa una respuesta física al gobierno, una respuesta que rechaza la liberación de paramilitares por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Este lunes, a las 7 de la mañana mujeres y hombres marcharon en ayuno de la comunidad Yabteclum, municipio de Chenalhó a Acteal; hicieron dos paradas, una en la base militar de Yabteclum donde dirigieron unas palabras a los militares pidiéndoles que se vayan a sus casas, que dejen de estar molestando a las mujeres Abejas y a sus familias, que dejen de estar entrenando paramilitares.

Las mujeres acordaron una parada más en Pohló, después siguieron su camino a Acteal. Una traductora nos narra las conversaciones que se llevan a cabo en lengua tzotzil.

La comisión de prensa, integrada por Maria Vázquez y Antonia López, sobreviviente de la masacre perdió a 9 familiares en esta matanza, entre ellas su madre.

María manifestó su preocupación por la liberación de los paramilitares, «ellos ya están aquí, la otra vez vino uno, nosotras las mujeres queremos que se haga bien el trabajo de justicia, pero el gobierno no da la justicia, ya lo vieron que no hace justicia».

Al hablar sobre cómo ha sido su vida desde la masacre, calla un momento, suspira e inesperadamente empieza a hablar en tzotzil. Nuestra traductora refiere «que esas preguntas se contestan con el corazón y cuando nuestro corazón habla, habla en tzotzil».

«Ahorita no estamos tranquilos, tenemos miedo de caminar, de ir a ver la milpa, los cafetales, porque los paramilitares ya están libres, para el gobierno no valen mis palabras» dice Toñita.

Dice que sobreviven gracias al sentido de la comunidad, todos y todas se ayudan, con comida, trabajo, cuidado de los niños y los ancianos, Algunas mujeres ganan vendiendo sus bordados, cuando explican de qué viven aclaran que no reciben ningún dinero ni programa del gobierno, que su dignidad vale más, que del gobierno querían justicia y no se las dieron.

Las mujeres aseguran que después de la respuesta de la Suprema Corte les vino una fuerza interior que les ha provocado una mayor participación «también nosotras hemos tenido que luchar y comprender que valemos adentro y afuera de nuestra casa, que debemos luchar porque nuestra palabra es importante».

Prefieren no hablar de aquel día doloroso, pero han asumido el compromiso de darle paz a sus mártires, les entusiasma el futuro sobre todo ahora que han decidido ser parte activa de él.

10/PCH/LR/LGL

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