La entrega de recursos económicos a mujeres para combatir la pobreza tiene más impacto en su hijos e hijas porque ellas invierten más en sus familias, consideró hoy el especialista sobre Violencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Andrew Morrison.
En entrevista telefónica con Cimacnoticias, el economista senior de la institución multilateral destacó que los estudios mundiales sobre desarrollo concluyen que el dinero debe darse a las mujeres, puesto que se ha comprobado que los hombres invierten más en gastos personales, incluyendo alcohol.
El experto fue cuestionado sobre una reciente evaluación hecha en México, que sugiere la posibilidad de que el programa Oportunidades de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), que atiende a 240 mil familias, genere violencia familiar en tanto que las esposas reciben la beca y los maridos se las quitan.
«Yo digo que sí, es posible, porque con mucha frecuencia la violencia se da al querer ejercer control sobre la mujer y sus decisiones: el número de hijos que quiere tener, la organización de la casa y cómo se gastan los recursos. Al ingresar más dinero a la familia podría haber conflicto.»
La otra explicación podría ser que estas mujeres, con más confianza en ellas mismas y recursos propios denuncien con mayor frecuencia la violencia, indicó.
La dependencia económica explica que algunas de ellas soporten situaciones abusivas, recordó el coautor de El Costo de la Violencia, editado por el BID.
Y aunque todavía no hay estudios específicos sobre el tema «me atrevo a decir que la conclusión no es no entregarle la plata a las mujeres.»
La propuesta sería que en forma simultánea se les entregue información sobre sus derechos, las convenciones internacionales y leyes que las protegen, así como lugares para acudir en caso de violencia familiar.
En el proceso de autodeterminación de las mujeres es probable que se exacerbe la violencia intrafamiliar «porque se trata del control sobre una mujer pero no significa que no debemos tratar ese sistema de control y dominación.»
Sería tan absurdo como negar a las mujeres que salgan a las calles ante el aumento de la inseguridad, asintió.
2003/MR/MEL
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